Allá cuando chinijos (VI)
Néstor no se merece a su madre. O su madre no se lo merece a él, tanto da. La mujer, que es analfabeta funcional, como otras muchas en el pueblo, sabe más durmiendo que su hijo despierto. Y encima recita de memoria mil y una rimas del cancionero tradicional lanzaroteño, con un arte y una gracia tan particular en la declamación que ya quisieran para sí muchos de los más engreídos, cursis y engolados rapsodas y demás fatuos fachentos que en el mundo son.
A veces nos dejamos caer por su casa con la excusa de ir a buscar a Néstor, pero en realidad lo que buscamos es escuchar a su madre, que lleva siempre un poema en la boca, relacionado invariablemente con asuntos amorosos, desengaños y demás traquinas por el estilo. Así es como nos habló la recitadora aquel día, en verso:
“En Guatiza planté penas
y en San Bartolomé flores,
el pueblo en que yo nací
y nacieron mis amores.
Una estrella se perdió
y en el cielo no aparece;
en tu cuarto se metió
y en tu cara resplandece.
Es tu risa para mí
como el rocío a las flores,
como el bálsamo al herido
que le calma los dolores.
Eres molino de viento
y tu madre mucho más,
porque a cualquiera le das
palabra de casamiento.
Que te quise fue verdad,
que te olvidé fue mentira;
que te vuelva a querer
eso es grano de otra harina.
De tu querer engañoso
rompe pronto la cadena,
como rompe el mar furioso
el nombre escrito en la arena.
)Qué importa que la calandria
y el pajarillo jilguero
canten para divertirte,
si para mí no te quiero?
El anillo que me diste
de vidrio, ya se rompió;
el amor que te tenía
de agua, al mar volvió.
Mi contraria está enojada
mientras yo estoy contenta,
porque mi amor no se casa
ni conmigo ni con ella.
Tanto y tanto lloré un día
a la sombra de aquel árbol,
que lo amargo de mi pena
volvió sus frutos amargos.
Un corazón de madera
tengo que mandar a hacer,
que no sienta ni padezca,
ni sepa lo que es querer.
Si supiera que con flores
se quitaran los agravios,
yo mandaría a buscar
las flores de abril y mayo.
Anda diciendo la gente
que te quiero y tú a mí no;
querer a quien no nos quiere
es lo que nos manda Dios”.
[NOTA AL MARGEN: Para más información sobre el riquísimo cancionero tradicional lanzaroteño, remito al lector interesado en el mismo, una vez más, a los libros recopilatorios de mi ex profesor de Literatura, Jesús María Godoy Pérez, El "sabei" popular de Lanzarote y Curandería y cancionero lanzaroteños]. (de-leon@ya.com).