Italia-España: crónica machista

Me gocé el partido en casa de ella. Tocaba sufrir, entonces, por partida doble. Es decir, por la marrullería típica italiana y por la matraquilla típica femenina que se escenifica cada vez que de fútbol hablamos:

-¿Y por qué es fuera de juego si el balón no ha salido del campo?

-Ya tú ves, niña, boberías del árbitro, que nos la tiene jurada.

-¡Buaaahhhh! Seguro que está comprado...

-Sí, en las rebajas... como lo que te colaron el otro día en el centro comercial...

-¿Qué estás insinuando?

-Nada. Estamos viendo el partido...

-¡Juuummm...! A ver si vas a tener que ir a verlo a tu casa...

Tenía la previa convicción de que esta vez íbamos a ganarle el partido y la partida a Italia. No hablo a toro pasado, claro está, puesto que lo dejé escrito aquí mismo de antemano y la hemeroteca de este mismo diario no me dejará por mentiroso. Escrito está igualmente en esta misma y humilde tribuna digital, allá cuando enterados y enteradillos daban a España por derrotada a las primeras de cambio, que había buena y sobrada selección para esta Eurocopa de 2008, y así fue que se le ganó -con goleada- a Rusia, a Suecia y a Grecia. Y el domingo cayó y calló Italia, con el sufrimiento lógico cuando delante está un equipo que juega a no jugar y a dejar jugar, por muy tetra o tetacampeona del mundo que sea. Y con el penalti no señalado al canarito Silva...

-¿Lo ves, muchacho? El árbitro está comprado. Lo que yo te dije...

-Otra cosa no sé yo, pero de fútbol es que te lo sabes todo.

-Si te crees que por decir eso ahora te voy a traer la cerveza, espera sentado. La nevera sigue estando en la cocina...

El partido estaba siendo malo, como cabía esperar. Pero España nota positivamente la ausencia (esperemos que definitiva) del tal Raúl, aunque ello le haya costado a Luis Aragonés ganarse la antipatía de toda la prensa nacional (madridista, o sea), así como de sus terminales provinciales y del resto del “periolorismo”, cuyos linces venían anunciando la debacle española desde antes de golear a Rusia (Dios les conserve la vista).

-¡Penalti, penalti otra vez! ¡Míralo, la cogió con la mano!

-Niña, el portero sí puede hacerlo. Mira que te lo tengo dicho...

Al final, en efecto, hubo penaltis por un tubo. Y el próximo jueves, la España a la que daban por derrotada los enterados que saben de fútbol lo que Manuela Armas de ahorro del gasto del dinero de todos los lanzaroteño (es decir, menos que nada) se enfrentará en semifinales a la misma Rusia a la que goleó (4-1) en el primer partido eurocopero. Aunque puede que eso de “la misma Rusia” sea un decir, después de los últimos partidos que han bordado sus jugadores, principalmente contra Holanda.

-Pues tú en mi casa no vuelves a ver un partido, malcriado.

“Penalti y expulsión”, que dijo el otro. (de-leon@ya.com).