LA COLA DEL BICHO
Como cola o rabo de lagartija (“regartija”, en conejero clásico) colea, entre otros escándalos de la encanallada política canaria, lo del Icfem (Instituto Canario para la Fundición de dinero público y el Enchufe, o nombrete similar). Total, una tontería de nada, como las de Tindaya, Aeromédica y por ahí seguido. Suma y sigue con el disparate y el dispendio constante, contante y sonante de los dineros públicos.
Ahora se reabre, en efecto, el denominado “caso Icfem”, que obligará a varios ex consejeros del Gobierno autónomo o autómata a retratarse ante los tribunales de Justicia, si la hubiera o hubiese, acusados o señalados como autores o cómplices de presunta malversación. No me pregunten por qué es presunta, porque malversación haberla húbola, como es triste fama. Pero vete tú a decirle a los magistrados que aprendan a escribir a estas alturas o a estas bajuras, como la jueza esa que ha condenado al Jiménez Losantos con el aplauso cómplice del periodismo políticamente correcto y ahora Federico quiere denunciarla a ella por torturar la prosa, que tampoco debería ser delito menor, para mi gusto.
El Juzgado de Instrucción Número 6 de Las Palmas reabre este otro caso Guadiana, que aparece y desaparece de los tribunales y de los medios según sople el viento. Para que se vea y compruebe que la cosa no es baladí viene bien recordar -un suponer- que estamos ante el sumario más voluminoso de la historia judicial española y parte del extranjero (120.000 folios, que se dice pronto y fácil; casi la misma extensión de un pregón escrito por don José María Espino González). Por eso les decía más arriba lo del suma y sigue con el sumario, donde se van a sumar ahora las declaraciones de esos antiguos consejeros regionales.
Dicen los periódicos grancanarios (o canariones, para no disgustar a don Pepito Rodríguez) que el sumario de marras se revisará de arriba abajo y de abajo arriba, “fitetú”, en busca de pruebas que esclarezcan (esperaremos sentados, por si acaso) un presunto delito -y dale con la presunción- de malversación como una catedral de grande. Delito, por cierto, que el Ministerio Fiscal, Ministerio valiente, descartó hace dos años, pero que ahora y en la hora, con la resolución de la Audiencia, despierta -cito textualmente las fuentes jurídicas consultadas por la prensa- “las peores pesadillas en aquellos que creían disipadas sus responsabilidades”. Ños...
En los papeles de la isla redonda han vuelto a sacar a la pista de baile, entre otros ex altos cargos (Marcial Morales, José Carlos Francisco, etcétera), al sandunguero ex consejero de Empleo, Francisco Rodríguez Batllori, ese pedazo de hombretón que años atrás dejó escrito, justo debajo de esta misma columna y a modo de amenaza a este articulista pérfido y periférico, un comentario que se podía resumir con el clásico “Usted no sabe con quién está hablando. Cuidadito conmigo”. Desde entonces no concilio bien el sueño, aunque insito en dejar caer -hoy como ayer- que tanto daño me haga como miedo le tengo.
Toca la casualidad que al tal Rodríguez Batllori lo sacó del “caso Icfem” el propio fiscal instructor, fiscal valiente por partida doble porque responde al nombre de Valentín Ruiz. Es el mismo Valentín Ruiz que fue relevado de su cargo en 2006, hace ahora dos años, por los servicios centrales de Anticorrupción. Ay mi madre...
Seguiremos informándonos. (de-leon@ya.com).