Maestros de nada

Los educadísimos maestros que gozamos en Lanzarote la volvieron a montar el pasado jueves en Arrecife, paralizando durante media hora laboral (sí, hay gente que trabaja por la tarde, aunque no se lo crean algunos privilegiados insolidarios) la ya de por sí desastrosa y colapsada circulación de la caos-pital insular. Algunos siguen creyendo que sólo tienen derechos y ninguna obligación (por ejemplo, la de respetar el tiempo de los que no deben culpa de lo que reclaman molestando y dañando a terceros, que son/somos los mismos que les pagamos sus golosos sueldazos). ¿Cómo es que unos de los gremios más mimados, mejor pagados y más descansados (vacaciones y puentes a punta pala) es el que más huelgas, protestas y cortes de calles protagoniza? Pues por aquella lógica elemental y muy humana de que suele casi siempre el que más tiene el que más quiere y reclama.

Conste y quede bien claro que el principal y máximo (i)rresponsable de la poca Educación que va quedando en Canarias ha sido, desde los tiempos de Lorenzo Olarte Cullen y su suicida homologación que nos hipotecó para los restos a todos los que vivimos en este Archipiélago a la deriva, el propio Ejecutivo autónomo o autómata regional, que les ha dado la mano a los insaciables y ahora que ya se han merendado el brazo van a por la cabeza, los muy voraces. Sindicatos de clase sin clase alguna y maestros y demás son culpables de la situación en segundo o tercer grado. Por eso me parece, como mínimo, un fisquito cínica y hasta sarcástica la publicación por parte de la actual consejera del ramo en los periódicos canariones y chicharreros (varios millones derrochados en innecesaria publicidad institucional) en donde viene a concluir, textualmente, que “Tenemos que ser serios y rigurosos. Los docentes canarios no universitarios son los mejor pagados de todo el Estado, en el caso de La Palma, La Gomera, El Hierro, Lanzarote y Fuerteventura. (...) Pero nos encontramos con que o aceptamos la homologación o paralizarán el servicio público educativo. Es decir, dejarán a los niños y niñas [perdón por el pueril infralenguaje falsamente igualitario y ese pleonasmo cansino y ridículo] sin clases, o sin notas o sin... ¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde?”. Termina diciendo la carta abierta de la Consejería que “No podemos asumir ahora compromisos que hipotequen el futuro. Porque lo pagamos y lo pagaremos todos”. Unos más que otros, me temo, para hablar con mayor propiedad.

¿Solidaridad con los demás les está pidiendo usted, consejera, a los que nunca la han tenido más que hacia ellos mismos? ¿Los ha visto manifestarse alguna vez reclamando los derechos de los alumnos? ¿Ahora que hemos creado y sobrealimentado al monstruo voraz le vamos a pedir encima buena educación, y que además la enseñen? Vamos, doña, menos guasa.

Hace años que no escribo ni una línea sobre la situación educativa en Canarias. Siempre que lo he hecho, años atrás, me han dicho de todo menos batatero los que no aceptan ni la más mínima crítica a su labor educativa, si la hubiera o hubiese, y van sobrados de tiempo libre para matar al mensajero. “Y sin embargo se mueve”, dijo el gran Galileo. Se mueve, hacia arriba siempre, el creciente índice de fracaso escolar, que ha colocado la presunta Enseñanza canaria en el pelotón de los torpes, en comparación con la que se imparte en el resto de España.

Qué bonita palabra la de maestro, vive Dios. Y qué desperdiciada casi siempre. Los que no hacen honor a ese nombre se aprovechan del miedo que existe en la prensa a censurar sus excesos, sabedores de que es tabú hablar claro sobre este otro poder fáctico cuyos integrantes e intrigantes siguen haciendo lo que quieren... porque los dejan. (de-leon@ya.com).