Manuela, la bien pagada

Nunca antes una presidenta (ni un presidente) del Cabildo había cobrado tanto dinero por ejercer el cargo como lo que cobra Manuela Armas por hacer como que hace algo a favor de los administrados que le pagamos el autoadjudicado sueldazo. Lo suyo, en efecto, es “pura fachada”, como dibujaban este lunes en El Agitador. Nunca antes se había hecho menos ni en el Cabildo Viejo ni en el Cabildo Feo. Nunca antes la primera y principal institución pública de Lanzarote había permanecido tan estancada, administrando malamente la rutina (por utilizar la manoseada frase hecha que ahora quieren hacer suya otros mediocres de la política lugareña). Ningún lanzaroteño, ni siquiera ninguno de los votantes del PSOE (que no son necesariamente votantes de doña Manuela, como es triste fama, aunque ella rentabilice igualmente ese voto), fue previamente consultado para aprobar el aumento de sueldo a la presidenta y a sus corifeos (primera “medida política” tomada en el primer pleno del actual mandato cabildicio, como si los consejeros se estuvieran muriendo de hambre, cuando que los que empiezan a pasar auténticas necesidades son los lanzaroteño que sobrealimentan a sus inútiles políticos). Una presidenta, por cierto, que se cuidó mucho de no incluir en su programa electoral esa magnífica, jugosa y golosa promesa a sí misma. Lo hizo ella solita, una vez instalada ya en el poder regalado y sin consultar con nadie más, excepto con los que también se iban a beneficiar de la subida. Democracia y transparencia en la gestión se llama la figura. Por eso se jacta ella de ser tan demócrata y transparente. Y lo peor no es que repita la mentira, venga o no a cuento, sino que se la crea.

Si nunca antes estuvo tan paralizado el Cabildo como ahora, se deduce e infiere entonces, al momento, que nunca se cobró tanto por tan poco. Nunca se cobró tanto por hacer menos. Nunca se cobró tanto por no hacer nada. Y por si fuera o fuese poco el dislate, encima andan los propios integrantes e intrigantes del pacto de (des)gobierno cabildicio nuevamente enfrentados. Vuelven las típicas consejerías estanco: cada uno por su lado y Dios (o sea, Dimas o Espino) en la de todos. Y a seguir cobrando, que son dos días.

No comparto apenas nada de lo que escribe el editorialista de guardia del diario tinerfeño y ultrainsularista El Día (por cierto, el de mayor difusión de todo el Archipiélago; ¿se ha fijado alguien en cuánto hace que los periódicos grancanarios no publican datos sobre su audiencia? Más o menos el mismo tiempo que llevan perdiendo lectores a puntapala y cayendo siempre por debajo de las cifras de don Pepito), pero va cargado de razón cuando apunta verdades y razones tan elementales como las que siguen: “El gran problema de Canarias está en el Parlamento regional, que se ha convertido en la putrefacción de la política isleña. Si no modifican su desvergonzado despotismo, sus señorías canarias van a propiciar algo indeseable: el levantamiento del pueblo contra su propio Parlamento. La subida de sueldos de los diputados, precisamente en estos tiempos de crisis que padecen en carne propia miles de canarios, es la mayor inmoralidad que se ha cometido en Canarias en todos los tiempos. ¿Cómo puede el pueblo hacerles caso a estas personas? ¿Cómo puede respetarles en su condición de parlamentarios? Todo lo contrario: los desprecia. Repugna que sigan apareciendo en fotos de prensa y en programas de televisión. Son personas indeseables por lo que han hecho contra los ciudadanos que los eligieron. Legislan contra el pueblo De demócratas, nada”.

En Lanzarote, la gran demócrata (porque lo dice y lo repite ella misma, venga o no a cuento, no porque ejerza de tal) es la presidenta cabildicia, también conocida como “la bien pagada para nada”. Mela, aplícate el cuento que le cuentan a los abusones parlamentarios regionales. Y menos cuentos, que ya cansa. (de-leon@ya.com).