Marítima-Lanzarote

Por Miguel Ángel de León

Por primera vez en la modesta historia del balompié lanzaroteño, que haberla hayla, dos equipos de esta pobre islita rica sin gobierno conocido van a militar en la inminente temporada 2006/07 en la Segunda División B, también conocida o rebautizada como la categoría de bronce del fútbol español. Y por primera vez también en la historia de esa 2ª B, la isla canaria que más equipos aporta a ese grupo es Lanzarote. En hablando de deportes, se trata siempre de superar marcas o registros anteriores, como es fama.

El bombo o el tongo de la Federación ha querido que la primera jornada del campeonato que se inicia a finales del próximo mes de agosto contemple el primer enfrentamiento mutuo entre el Marítima y el Lanzarote (este último lo hará en calidad de “visitante” a la Ciudad Deportiva, que no deja de tener su gracia, bien mirado). Y, en la calle, el aficionado de uno u otro equipo (o de ambos hasta ayer mismo) ya empieza a posicionarse o a ladearse hacia unos colores u otros. Es inevitable. Ocurre es todos lados: hay catalanes del Barça y del Español, y madrileños del Atlético y del Real Madrid... aunque yo quiero creer que en Lanzarote no llegará la cosa a los límites del odio visceral que se constata -un suponer- en Sevilla entre los seguidores sevillistas y los béticos.

Lo que no es novedad alguna, empero, es la militancia del Lanzarote y el Marítima en una misma categoría. Ya habían coincidido ambos en el pozo oscuro de la Tercera División. Recuerdo haber dedicado alguna columna a hacer la contra-crónica de alguno de aquellos choques, como el que tuvo lugar a principios de esta primera década del tercer milenio. Decíamos entonces que se había celebrado “en la Ciudad Deportiva, con la mayor asistencia de aficionados en todo lo que llevamos de la actual temporada tercerdivisionaria, el segundo y último choque futbolístico intrainsular (el mal llamado derby/derbi, que no es ni una cosa ni la otra, en el estricto sentido del término). La cosa la ganó el que tenía más nombre, más presupuesto y más ganas de ganar, por aquello de demostrar que no lidera la clasificación por puritita casualidad, como dicen en México lindo y querido. En el partido de la primera vuelta, que era igualmente el primero de la Liga 2000/01, Marítima y Lanzarote se repartieron el punto del empate como buenos hermanos de sangre conejera, pero a estas alturas de la Liga de marras ya no están las cosas como para ir regalando nada a nadie. Así que el grande se quedó con los tres puntos en juego y no compartió ninguno con el chico, que también hizo méritos y le plantó cara a una UD Lanzarote que, tal y como muchos barruntábamos desde que la vimos en el pasado Torneo de San Ginés, se iba a salir de la tabla. Mucho tendría que torcerse el futuro como para que el Lanzarote no acabe metido entre los cuatro jinetes que han de disputar la nuevamente ansiada liguilla de ascenso a Segunda B, la división que nunca debimos dejar escapar de las manos, pues ya desde aquel entonces había equipo de sobra para acabar la anterior temporada -como mínimo- por la zona media de la tabla. Pero lo importante es que tanto el Lanzarote como el Marítima han entrado con muy buen pie (tres puntos más para ambos) en el nuevo año, siglo, milenio y segunda vuelta liguera: el primero se los agenció el domingo sobre el césped artificial, y el segundo ya lo había hecho unos días antes vía Federación, al darle la razón al Orientación en su recurso con respecto al Tenerife B”.

Nuestro pronóstico de entonces con respecto al Lanzarote se cumplió, y ascendió a la 2ª B en la que todavía milita... y espero que ya por poco tiempo, pues a lo menos que ha de aspirar el máximo representante futbolístico insular es a otro ascenso. Si vuelvo a escuchar a alguien de su directiva decir, como en los años precedentes, que el objetivo es la permanencia, a mí no me vuelven a coger por la Ciudad Deportiva ni en broma ni por una apuesta. (de-leon@ya.com).