Mela picada
Una leyenda urbana (y rural, porque también la he escuchado en San Bartolomé) afirma que Manuela Armas manda en el Cabildo. Yo no me la creo. La leyenda, digo. O me la creo tanto como aquella otra que refiere el descubrimiento de una suerte de vacuna definitiva contra la caries. Los “conspiranoicos”, que son mayoría al igual que el número de tontos (recuérdese la famosa frase de Einstein al respecto), tienen ese bulo como una verdad científica. Otros creen en extraterrestres, como si hiciera falta salir del Cabildo para descubrir otros mundos (peores).
Tiempito atrás tuve que llevar a una chinija al servicio de Urgencias del Hospital General. Durante la espera (curiosamente, en Urgencias casi nunca se dan mucha prisa; otro misterio sin resolver), una azafata (enfermera, perdón) del Hospital tuvo tiempo de contarme la Biblia en verso. Y, entre otras revelaciones, me dejó caer una intrigante suposición:
-Suponte, por ejemplo, que una mañana alguien, cualquier científico de los miles que hay en todo el mundo, descubre o inventa, aunque sea por pura casualidad como le pasó al doctor Fleming con la penicilina, una vacuna que acaba radicalmente con las caries para siempre jamás. Y entonces va el tío, o sea, el científico de esta historia, y se lo cuenta en secreto a su mejor amigo (a su mujer no, porque habla hasta por los codos). Pero toca la casualidad que su mejor amigo es un dentista que además preside la poderosa Asociación de Odontólogos de ese ignoto país. ¿Me sigues?
-Sigue, sigue...
-Bueno, pues entonces surgen una serie de inevitables preguntas que paso a plantearte a ti, que trabajas en esos medios de comunicación en donde sólo sacan boberías y no cuentan nunca estas cosas gordas. ¿Qué primer pensamiento puede pasar por la cabeza del dentista desde el mismo momento y hora en que su amigo le revela tamaño secreto profesional? ¿Se impondrá su amistad a su dedicación profesional? ¿Va a ocultarle la “buena nueva” a la Asociación médica que él mismo preside? Y cuando se lo cuente a sus colegas, ¿qué le aconsejarán éstos a su presidente? ¿Me vas entendiendo?
-Si te digo te engaño...
-Pongamos otro supuesto entonces: alguien inventa o descubre que...
-Perdona que te interrumpa, pero es que inventar no es lo mismo que descubrir, para mi gusto...
-Ya lo sé, hasta ahí también llego. Tengo mis estudios; no vayas a creer que el título de ATS lo dan en una tómbola de los Sangineles. Pero para el caso que te cuento da igual inventar que descubrir. Estábamos en que alguien va y halla una solución sustitutiva de la gasolina...
-Ya puestos, podía ser del gasoil, que es lo que yo gasta mi coche...
-Bueno, alguien encuentra un sustituto barato para el petróleo o el crudo, en general. Por ejemplo, agua de mar, como hace Inalsa...
-Sí, Inalsa hace aguas... y el agua le llega ya al cuello...
-Vale, pero mejor aparcamos un momento los jueguitos de palabras, si no te importa, porque lo importante de verdad es que, si eso que antes te conté sucediera, ¿podría dormir tranquilo el inventor o descubridor de ese milagroso hallazgo sustitutivo de las energías contaminantes? ¿No peligraría su vida, teniendo en cuenta el inmenso poder internacional de las grandes compañías petroleras? ¿Quién se atrevería entonces a ponerle el cascabel a ese gato tan enorme y poderoso?
Y eso que la muchacha sólo estudió Enfermería... (de-leon@ya.com).