Mi empleada Mela

Mi empleada, Manuela Armas Rodríguez, acaba de reconocer pública e impúdicamente (porque hay que tener poco pudor político para decir eso) que ella no sabe nada de la caótica situación de Inalsa. Y cuando Mela dice que no sabe algo, yo me lo creo. Dudo de sus palabras cuando dice saber algo de democracia, transparencia y participación, porque son tres matraquillas que predica pero que no practica la presidenta prestada del Cabildo, como es triste fama.

Manuela confiesa, en efecto, que desconocía las penurias económicas de Inalsa, que resulta que está ahorita mismo con el agua al cuello como nunca antes, como saben todos los lanzaroteños menos su presidenta, que cobra su mega-macro-sueldo porque los conejeros somos así de conejos cuando queremos. Ella sigue sin enterarse. Y eso que Manuela, aunque a lo peor aún ni se ha enterado tampoco, es la primera responsable (o responsable última, tanto monta) de la empresa pública que hace aguas (más que nunca, también).

¿Y por qué iba a saber la presidenta prestada de algo que lleva el PIL? En teoría tendría que ser así, de acuerdo, pero la política de compartimientos estancos que caracteriza el (des)gobierno PSOE-PIL (quince años de odios compartidos, porque el bolsillo une mucho) les otorga plenos poderes a los insularistas para hacer y deshacer a su antojo en el antiguo Consorcio del Agua. He dicho a los insularistas, sí, que es tanto como nombrar al que no aparece pero siempre está, pues sabido es que Plácida Guerra, la cuasi vitalicia consejera delgada (delegada, quise decir) hace en Inalsa lo mismo que la propia Manuela en el Cabildo: reina pero no gobierna. Figura (y cobra un sueldazo como figurante), pero no manda un carajo.

Ha escrito en las últimas horas en este mismo diario digital Guillermo León Russo, el que fuera presidente del mencionado y primigenio Consorcio Insular del Agua, que la presidenta y teórica correligionaria psoecialista Manuel Armas ya no le dirige ni la palabra y le ha retirado hasta el saludo. Es la forma que tiene Mela de entender la democracia: ella es demócrata (mira, como Clinton y Obama) hasta que no le lleves la contraria. Así cualquiera. Le pasa como con la prensa: a los medios afines, todas las entrevistas onanistas que haga falta; a los medios críticos con su labor (si la hubiera o hubiese), ni agua... ni siquiera de Inalsa.

¿Y el requetepublicitado Plan de Viabilidad? Más viable sería mandar a todos estos a donde se merecen. O al menos nos resultaría mucho más barato, porque es que sólo el sueldo de la presidenta nos sale por un ojo de la cara. De la cara que se gasta Manuela, la empleada que se sube el sueldo sin consultarlo previamente con quienes se lo vamos a pagar. (de-leon@ya.com).