Ni Dios, ni patria ni rey
Hay gente que trabaja en el Día del Trabajo. Como tiene que ser. Lógica elemental. Otros ni siquiera lo hacen en días laborales, y además convocan periódicas huelgas para exigirnos a todos más dinero (puesto que todos, sin excepción, pagamos esos sueldazos) y más vacaciones. No señalo a nadie. A buen entendedor...
Mes de mayo y de desmayo: aparte del Día Mundial del Trabajador y del Día Internacional de la Libertad de Prensa o Expresión (a mí que me registren, yo no la he visto ni tengo noticias suyas de último), nos trae también, allá por sus postrimerías, el Día de Canarias, que tampoco es efeméride chica ni manca, pues tiene tanta o más trascendencia mundial que las otras dos fechas citadas al principio del párrafo. Un respetito ahí, por lo tanto.
Acabamos de salir del puente festivo de Semana Santa, atravesamos ahorita mismo el puente del Primero de Mayo, y terminaremos el mes con el puente del Día de Canarias. Lo que digo: un mayo de desmayo festivo. Un relajo total. Prueba evidente, por si había alguna duda, de que este país ni es serio ni cosa que se le parezca. En caso de duda, mira a sus políticos. Si persiste la incertidumbre, mira a los votantes que todavía acuden a las urnas a apoyar/respaldar/justificar a aquéllos.
En cuanto al cuento del Día de Canarias, de aquel lema aparentemente esperanzador del "Canarias es posible" de los primeros meses autonómicos, recién estrenado el Estatuto, se ha pasado a una sensación de desesperanza y desasosiego, casi a un estado de frustración colectiva que ha penduleado de isla en isla. Si antes era Tenerife quien ponía peros a una Autonomía que no se retrotraía a los viejos buenos tiempos de la Provincia Única, que acabó en 1927 con la creación de la provincia de Las Palmas, en los últimos años ha sido en Gran Canaria en donde ha germinado un sentimiento divisionista, capitaneado o liderado por lo que aquí hemos rebautizado alguna vez como geriátrico dobleautonomista (sanedrín más muerto que vivo de Vegueta; campanas que se apagan), que de tarde en tarde publica en las páginas de la prensa canariona sus diarreas mentales y seniles, por doble razón.
Como para muchas fiestas regionales estamos por aquí abajo, en donde casi nadie cree en la región (como mucho, en su isla, y pare usted de contar... y en ocasiones ni eso).
No tengo consejo alguno que darte. No me pagan para eso. Pero me sumo a las verdades más elementales: Ni Dios, ni sangre, ni patria ni rey. Somos el pan que nos ganamos cada día. No hay más épica que la del trabajo. Consuélate si lo tienes. Y si no, cúrratelo... o ríele las gracias a Manuela Armas, y a vivir del enchufe y el asesora-miento. (de-leon@ya.com).