No con mi dinero

Les hemos dado la mano (y con ella el voto, los que han votado) y se han cogido el brazo y algo más. Prueba de ello es que ya ni se molestan en disimular que están en política, principalmente, para hincharse los bolsillos, como reconoció públicamente un impresentable tiempito atrás. Pero tengo para mí que esta vez la escandalera originada por su falta de escrúpulos y de mínima ética y nulo respeto hacia quienes les pagamos el sueldazo no la acallarán a las primeras de cambio. Hasta los partidos en la oposición en Arrecife, Teguise y Tías están poniendo esta vez el grito en el cielo ante tanta y tan pronta falta de vergüenza política y mínimo decoro. Y hasta en “El País de los ciegos” sectarios pro psoecialistas empiezan a abrir los ojos y desparramar la vista, que llegan elecciones generales y este desgobierno que se reclama de izquierdas no da una a derechas. Se impone empezar a llamar las cosas por su nombre exacto y cabal. Se impone, incluso, ver lo obvio. Un suponer: la desfachatez que llevamos días denunciando aquí mismo sobre la obscena soldada de munícipes y otros individuos o parásitos de la cosa pública, porque ya va estando bien de tanto relajo, sobre todo en las (malas) costumbres. Quienes les pagamos lo que no se merecen tenemos perfecto derecho a opinar y a mostrar nuestra indignación (a ser posible en público, no en la barra de los bares) cuando los que dicen que vienen a servirnos se sirven del vació legal para regalarse sueldos a su antojo, que se los van elevando a capricho, con los contribuyentes de testigos mudos o convidados de piedra a esa orgía monetaria. Pero ya no estamos solos los que recelamos de esta democracia de pacotilla que nos empeñamos en decir que el traje invisible del emperador ni es traje ni es invisible, y que unos listillos le están tomando el pelo al soberano y a sus súbditos. Justo un día después de publicado el certero editorial en El Mundo sobre el escándalo mayúsculo de las subidas salariales que se autoadjudican alcaldes muy dados a las alcaldadas y demás caraduras, hasta el pro gubernamental diario El País, ¡aleluya!, se pronuncia igualmente sobre ese mal ejemplo que está ayudando a minar esta cada vez menos creíble democracia. Editorializaba el lunes El País de esta guisa: “Los criterios que deben orientar las remuneraciones al ejercicio de la función pública no pueden establecerlos los propios interesados, sin más control que el que depare, y no siempre, la correlación de fuerzas en el seno del organismo en cuestión. En no pocos casos, el ciudadano asiste a espectáculos verdaderamente bochornosos en los que los representantes municipales [o cabildicios, como es el caso doblemente obsceno de Lanzarote] sortean incompatibilidades o definiciones de exclusividad por razón del cargo y, en muchos otros, se auto-remuneran sin respeto a criterio o norma alguna. Las prácticas actuales son más que inquietantes, y es general la ausencia de orientación. Y la arbitrariedad no se agota ni mucho menos en la remuneración monetaria o en la asignación de dietas de diverso tipo. La discrecionalidad a la hora de aplicar la exclusividad en el ejercicio de esa función ofrece casos no menos llamativos, como el del médico que admite su dedicación en exclusiva a la alcaldía de Benidorm pero no renuncia a la atención regular a su consulta. Envidiable productividad. La propia Federación de Municipios, que reconoce la existencia de un vacío legal, debería ser la primera en solicitar su rápida cobertura, y los partidos políticos deberían ser mucho más activos en la definición de códigos de conducta que impidieran espectáculos como los observados en estas últimas semanas”, donde Lanzarote, por cierto, ha tenido un especial protagonismo, con tanto alcalde, concejal y consejero disponiendo del dinero del pueblo como le ha dado la real gana. O se acaba el relajo, o la abstención va a ser una broma comparada con otras medidas ciudadanas a tomar, a las que ya y desde aquí me apunto el primero. Se admiten ideas o propuestas en el buzón de sugerencias que aparece a continuación entre paréntesis. (de-leon@ya.com).