Otra verdad incómoda

De entre la media docena larga de periódicos de papel (en las versiones digitales no entro ni salgo) que se editan en las dos islas en las que ha estado conferenciando Al Gore, Gran Canaria y Tenerife, no veo ni leo ninguna referencia que no sea la crónica cacatúa de su ya más que conocido discurso en contra (ya, ya...) del calentamiento global y del presunto cambio climático planetario, que es un debate en el que no voy a entrar aquí y ahora por falta de tiempo... y, sobre todo, de autoridad intelectual. Para mal de males, en uno de esos diarios se nombra seis veces (6) al tal Gore como el “ex presidente de Estados Unidos”. No parece una errata de la errada redactora que firma como R.R. su crónica como corresponsal en Santa Cruz de Tenerife del periódico canarión que también tiene un número en su nombre. Una errata se te puede colar una vez, pero cuando lo escribes es seis ocasiones (una vez en el antetítulo, otra en la entradilla y el resto en el grueso del texto principal y en otros dos comentarios adjuntos) pasa de ser errata a trocarse en error o despiste monumental, para mi gusto.

Total, que tengo que irme hasta la prensa nacional (la “prensa del Estado”, como dicen los que creen que todos los periódicos los edita Zapatero, que también controla unos cuantos) para enterarme de algo nuevo con respecto a las dos conferencias dictadas por el tal Gore (de los Gore de toda la vida de Dios). Allí tampoco es que haya mucha novedad, pero al menos en las páginas de El Mundo, en una columna titulada “Algoradas” (exudación semántica de Al Gore), Federico Jiménez Losantos (al que llaman facha los falsos progres que no saben qué es un facha ni qué es un progre) aporta algunos de esos datos que los periódicos canarios me han escamoteado. Losantos, el antimonárquico rey de la incorrección política que pese a no creer en la Iglesia hace radio en la emisora de los Obispos españoles, llama al ex vicepresidente (sí, sí, vicepresidente, doña R.R.) gringo “ese tipo con la armadura dentro, (...) al que llaman El Egipcio del cambio climático porque cobra por delante a mano alzada y por detrás a mano vuelta”. Otros lo llamarían, al tal Al, progre visa oro, que también los hay a la patada en España (apunten no más algunos de los más descarados: Polanco, Cebrián, Víctor y Ana, y por ahí).

¿Y qué aporta de nuevo Losantos sobre esa ilustre y cara visita, aparte de esos nombretes sobre el ex vicepresidente del Gobierno de Clinton? Pues otros datos que también se le han escapado a los periódicos de Gran Canaria y Tenerife. Por ejemplo, lo que nos ha costado a todos los canarios, incluso a los que residimos en la periferia archipielágica a donde nunca vienen a conferenciar peces tan gordos, las dos “actuaciones” de Gore: “El viaje del profeta de la voltereta climática, el último timo apocalíptico, a las islas Canarias, Afortunadas antes de que llegara y algo menos cuando se vaya, es como para hacer una película. Dos conferencias, a 240.000 euros cada una, cuesta la algorada, 100.000 del Gobierno canario, que como no tiene peligros en el horizonte es natural que se gaste la hijuela en una brevísimo escalofrío de aire acondicionado; y el resto, del sector privado construido. Descontando el porcentaje del intermediario, un tal Juan Verde que trabaja con Hillary y tiene una agencia que se llama PASS, le quedan 400.000 euros netos al jeremías de la contaminación, cuya mina de cobre es de las más contaminantes de América, aunque, eso sí, no alcanza su nivel de contaminación intelectual. Ni el de su factura de la luz. Pero lo genial es que Verde les ha vendido el esponsaraje, antes patrocinio, a dos ricachos de la construcción: uno de Mogán llamado Santana Cazorla y su íntimo enemigo Eustasio López, que tras firmar el acuerdo verdoso para presumir ante el paleterío, se encontró con que Santana, detenido hace poco con más motivos y más garantías que el alcalde de Mogán, le ha levantado el huésped. Dice que llevará a juicio a Verde. Otros dicen que no lo hará porque el acuerdo era en negro, como el petróleo. Otras minucias: suite de 300 metros, séquito, barco y Lexus último modelo en la puerta. ¡No querrían ustedes que fuera en bicicleta!”.

Cuando la cercanía de los árboles locales no te deja ver el bosque, lo mejor es coger distancia y mirarlo con mayor perspectiva. ¡Y hay que ver lo que se ve y se lee! Lo resumió un viejo isleño en el bar, cuando escuchó en la tele a la bella busto parlante hablando maravillas de la visita del ex vicepresidente:

-¡Al carajo con Al Gore! (de-leon@ya.com).