Periodista godo, periodista mudo
En el magnífico Parque García Sanabria de la capital de Tenerife veo este domingo por la tardecita a la gente con el periódico bajo el brazo, mientras pasea y se recrea, o leyéndolo a la sombra de la envidiada arboleda santacrucera. Decir el periódico en Tenerife es tanto como decir El Día, que es el más leído -con diferencia- en la isla picuda y el de mayor difusión de toda Canarias y parte del extranjero. La histórica e histérica cabecera, reina indiscutible del secular pleito insular que se traen montado los respectivos sanedrines económicos chicharreros y canariones, es en realidad un buen periódico, a pesar de las antediluvianas homilías o editoriales de su propietario, José Rodríguez (más conocido como Don Pepito), y de los artículos no menos desopilantes de don Antonio Cubillo Ferreira, que cada vez que reaparece en la escena pública insular reafirma la sabia sentencia que avisa y advierte que la cabra siempre tira al monte. Casualmente, mi anfitriona en Santa Cruz de Tenerife es una redactora peninsular de El Día, la pobre. Y también ella tuvo que leer en el ejemplar de este domingo la tercera entrega del articulado de la Constitución de la República Federal Canaria y dos piedras, redactada, sin que se escapase ni una sola carcajada, por el citado licenciado Antonio Cubillo. Ya habíamos hecho aquí alguna referencia anterior a las primeras entregas de esa Constitución antidemocrática (Cubillo siempre fue independentista, nunca demócrata). En este tercer capítulo, don Antonio, una vez más y como todo nacionalista que se precie de tal, reparte acreditaciones de canarios buenos, puros e inmaculados, y peninsulares intrínsicamente malos por el simple hecho de haber nacido con ese pecado original. En hablando del ejercicio periodístico, el punto 4 del articulado de marras no tiene desperdicio: “La libertad de prensa está garantizada por esta Constitución [la cubillista, se sobreentiende], siempre que los periodistas sean canarios”. Ahí, con dos... zurrones (de gofio). Y además añade que los medios de comunicación deben ser “100% canarios”, con lo cual se carga de golpe y porrazo al segundo periódico en venta de ejemplares y escupideras, La Provincia, que es propiedad de Editorial Prensa Ibérica, rebautizada por aquí abajo como Editorial Prensa Canaria, para disimular.
Otro ejemplo. En TV3 han expulsado a una contertulia de un programa de Catalunya Ràdio, no porque fuera o fuese mala profesional sino por el tremendo delito de no hablar catalán. La profesional es la excelente escritora uruguaya Cristina Peri Rossi, que entiende el catalán pero no se atreve a hablarlo en público (yo ni siquiera en la intimidad, como Aznar, aunque creo conocer el idioma mejor que él). Más corrección política nacionalista y excluyente. Inmersión lingüística hasta la asfixia. Lo mismito que en la dictadura de Panchito Franco, pero al revés, con el agravante añadido de que la Cataluña actual, o el País Vasco, son regiones de una nación teóricamente democrática, en las que no se puede excluir a nadie por razón de sexo, credo o idioma. Teóricamente.
En la Televisión Canaria nuestra/de/ellos (grancanarios y tinerfeños), no está oficialmente prohibida la presencia de periodistas peninsulares. Pero en la práctica sólo aceptan canarios, con el RH sanguíneo guanche positivo, si lo hubiera o hubiese. No prima la capacidad, sino la nacionalidad. Y así tenemos la telelela que tenemos, de cuya parrilla o programación no quiero ni acordarme. Total, más de lo mismo. Nazi-onanismo.
MÁS HUMOR: En hablando de periódicos, Padylla es uno de los escasos viñetistas de la prensa canaria que hace humor político. Este sábado, en las páginas de La Gaceta de Canarias y coincidiendo con la noticia de ese día en toda España (la penúltima majadería del lindacara vasco) dibujaba al presidente y vicepresidente del actual Gobierno regional.
-(Paulino Rivero): ¡Yo jamás haría un referéndum sobre la independencia de Canarias!
-(José Manuel Soria): ¡Así se habla!
-(Paulino Rivero): ¿Te imaginas el marrón si sale que sí?
Recuerda la otra humorada, ya muy extendida, que afirma que de convocarse un plebiscito en toda España sobre la autodeterminación (con perdón por el pleonasmo) del País Vasco, el SÍ triunfaría en todas las regiones menos en el propio País Vasco. El chiste encierra una gran verdad. De ahí su gracia. Pero para chistoso, Cubillo. (de-leon@ya.com).