Terror en el hipermercado

A falta de ideas y soluciones prácticas, el político recurre a los grandes palabros, así sean propios como ajenos o robados. Les pongo un ejemplo de ayer mismo. De cara a Fitur 2008 (no hagan rimas fáciles, por favor), la consejera conejera de la cosa en Canarias ha sacado a paseo una palabrota (otra más): “Hiperespecialización”. Después se quejará la señorita Rita de que sus enemigos, que le están creciendo en la prensa a montones, digan que tiene un ramalazo o un puntito o puntazo de pijilla que tira de espaldas...

-¿Hipercuálo dijo usted, cristiana?

Hiperespecialización. Premio y viaje gratis a Cancún al que lo diga todo de corrido y sin tomar aire acto seguido. Ya hay periodistas que están repitiendo el neologismo como loros, contentos y regocijados como chinijo con zapatos o juguetes nuevos. Claro, dices algo así en voz alta y hasta puedes hacerles creer a los más despistados que sabes de lo que estás hablando. También se habló en ese anuncio oficial de la presencia canaria en la orgía (feria, perdón) de Fitur de “segmentación”, con un par, y de otras palabrejas igualmente ampulosas y aparatosas que parecen decir mucho y que en el fondo no dicen absolutamente nada. Los políticos y los periodistas que manejan asuntos relacionados con economía o turismo suelen ser, como es triste fama, los reyes de ese infralenguaje que imita al pavo real extendiendo su colorido plumaje. Pura filfa, Fefa. Pero además son términos mentirosos, como lo de “optimizar”, que es un imposible, por otra parte, porque nada ni nadie -mucho menos un político al uso- alcanza jamás el estado óptimo. O la sobadísima bobada de “turismo sostenible”, que es pura contradicción en el término, pues todo turista es un depredador por definición, guste o disguste, se acepte o no. El viajero es una cosa, pero el turista de masas es un bárbaro, aunque no sea consciente de ello. Todos llevamos uno dentro, aunque unos lo controlen mejor que otros.

La consejera conejera les contó a los publicistas (periodistas, quise decir) que el Gobierno de Canarias aboga -ojo al dato, que no es chico ni manco- “por distinguir la oferta con productos como el golf”. ¡El golf! Deporte distinguido en Canarias, casi autóctono y hasta aborigen, si me apuran, aunque muchos isleños mayores no distingan ni su significado en cristiano ¿Seguro que es un deporte que nos distingue en Canarias? Hay algo que no me encaja en el rompecabezas. Haré las preguntas al estilo del teniente Colombo, una de las mejores series serias que se han rodado para televisión, allá cuando los guionistas se estrujaban el cerebro y tenían que poner creatividad e imaginación donde los actuales ponen insultos y jerga de prostíbulo: ¿De verdad cree usted, señora consejera, que el golf distingue -un suponer- la oferta turística de su Lanzarote natal de cualquier otra? ¿Se distinguían sus señores padres de usted por jugar al golf? ¿De qué otro destino turístico nos distingue ese deporte cuando que se practica en casi todo el mundo y parte del extranjero? ¿No es el singular paisaje conejero el que se distingue por sí mismo? ¿No serían los siempre idénticos campos de golf los que uniformarían o trocarían en vulgar y ya más que visto ese paisaje tan único que no tiene ni siquiera un rival en el resto de las islas Canarias? ¿Qué hacía la consejera el día de autos? ¿Tiene alguna coartada?

-A lo mejor ella lo que tiene es un móvil...

-Móvil hoy en día tiene cualquiera.

-Me refería a un motivo para asesinar (digo, reverdecer) el seco, negro y volcánico paisaje de Lanzarote, su isla natal. (de-leon@ya.com).