Los entierros de los inmigrantes que mueren intentando llegar a Lanzarote, el ojos que no ven de cada día
Esta semana fallecieron cincuenta personas en una embarcación que trataba de alcanzar las costas de Canarias. El impacto en la mente de una anestesiada sociedad como la canaria, acostumbrada a que la llegada y la muerte de personas que tratan de alcanzar nuestras costas sea el pan nuestro de cada día, debió durar unas pocas horas. Fuera del Archipiélago, en Burgos, en Valencia, en Barcelona o en Madrid, apenas unos segundos y sólo en la cabeza de aquellos que pudieron ver la noticia en los resúmenes de algunos informativos, muy pocos. La muerte de miles y miles de personas cada año tratando de cumplir su sueño de buscar una vida mejor arriesgando todo lo que tienen en la peligrosa Ruta Atlántica se ha convertido en algo que sorprendentemente no parece preocupar a aquellos que podrían poner medidas para evitarlo. La Policía Nacional anunció este sábado en nota de prensa oficial que ha detenido en 2024 nada menos que a un centenar de personas que trabajan en las mafias que encima cobran a la gente por montarse en una pequeña embarcación con otras decenas de seres humanos en su misma situación; y los detuvo porque eran una parte del eslabón del negocio, la más frágil, los que suben a las embarcaciones y cumplen la misión de hacer de patrones, de pilotos de las naves. Titulares y más titulares de los que informamos y de los que tratan el fenómeno de forma directa: policías, personal de Salvamento Marítimo, de Cruz Roja, de Emerlan, de Protección Civil, de la sanidad pública, gente anónima que se vuelca en su ayuda, algunos políticos... y enterradores, sí, enterradores.
Esta es una de las partes de la historia que casi nadie quiere conocer: los entierros. En el último año, en Lanzarote ha habido que hacer frente a cerca de una veintena de entierros de personas que o bien han sido rescatadas ya muertas en el mar y han sido llevadas a la Isla o de alguna que ha tenido el infortunio de fallecer cuando estaba ya recibiendo asistencia médica en uno de los centros que a los habitantes del África Subsahariana les parecen el paraíso, comparándolos con los lugares donde reciben ayuda médica en sus países de origen. Son datos oficiales aportados a este diario por los dos ayuntamientos que están llevando a cabo la práctica totalidad de los entierros: Arrecife, que se encarga de los cadáveres de personas sin documentación a los que es imposible identificar; y Teguise, que se encarga de enterrar a los que se identifica y se certifica que son musulmanes y que por tanto tienen que ser enterrados de forma diferente atendiendo a sus creencias.
Este fin de semana, como muestra la tremenda imagen de portada que acompaña a esta noticia, que sólo pretende despertar alguna adormecida conciencia y entienda realmente lo que está sucediendo, especialmente de aquellos que tienen vínculos con la política y con esos otros que pueden provocar que las cosas cambien sólo con un poco de voluntad, se ha producido el entierro de una mujer que llevaba varios días en un frigorífico de la desconocida morgue del edificio de los Juzgados de Arrecife, donde se ha juntado además en estos días, por si no fuera suficiente con lo que ya ocurre, el problema de la falta de un auxiliar forense que pudiera hacer las autopsias correspondientes y por tanto la falta de espacio real donde tener a la gente que ha muerto, tanto inmigrantes como los que no lo son. Otro asunto más a resolver en el día a día del territorio que está cargando con los problemas que se derivan del fenómeno de la inmigración. Porque en Canarias el principal drama logístico y económico lo provoca el tener que cuidar y proteger a cerca de seis mil menores no acompañados, pero hay otros dramas logísticos y económicos que se conocen menos pero que se llevan dando desde que llegó la primera patera a principios de los noventa del siglo anterior. Se resuelven en silencio, no se habla de ellos, lo que no quiere decir que no existan.
Ojos que no ven, corazón que no siente
La sociedad de Lanzarote en particular y de Canarias en general no tiene la culpa de que mientras un puñado de personas acudían a Teguise al último entierro de una inmigrante, casi todo el mundo estuviera pensando en cómo hacer más divertido y llevadero un sábado de enero. No es culpable esta sociedad de que noticias como esta apenas sean leídas por otro puñado de personas sensibles que sí quieren conocer lo que está sucediendo y que empatizan incluso con políticos como la concejal de Bienestar Social de Arrecife, Maite Corujo, que está ciertamente afectada por tener que ver cada día que esto sucede como si no sucediera y por la frialdad con la que se afronta.
“Nosotros tenemos un contrato para hacernos cargo de todas aquellas personas que no tienen recursos o que están indocumentadas y que nadie reclama el cuerpo en este sentido. Por lo tanto, desde el Ayuntamiento de Arrecife nos hacemos cargo de los sepelios de aquellos inmigrantes que no consiguen llegar a las costas con vida”, explicó la concejal esta semana durante su intervención en el programa "A buena hora" de Crónicas Radio donde analizó este problema. “En lo que va de año, nosotros nos hemos hecho cargo de unos nueve sepelios de inmigrantes. Ahora mismo hay dos cuerpos en el depósito que están intentando identificar. Porque claro, uno al final desgraciadamente es tu día a día y son los trámites que tienes que hacer. Pero es que esto no puede ser el día a día, nos estamos deshumanizando un poco. Se te hace duro cuando desde el Juzgado te llaman para decir que hay un cuerpo que nadie reclama, que no se sabe quién es, que no se sabe ni siquiera la religión que tiene. No sabes por qué rito hay que enterrarlo, si se puede incinerar. Porque nosotros ahora mismo estamos incinerando por la falta de espacio también en los cementerios. Pero cuando son musulmanes no se puede y es un respeto hacia la persona y su religión. Entonces se hace costoso porque no sabemos quién es, nadie lo reclama y no tienen una despedida como tenemos todos", describió visiblemente emocionada. "La situación es la que es, el deposito cuando nos llaman del Juzgado siempre es con prisas porque necesitan el espacio. Al final, todo se convierte en un trámite administrativo bastante desagradable, sin que nadie se parae a pensar que lo que estás haciendo es darle una despedida a una persona que es un hijo, un hermano, un amigo, alguien que tendrá unos padres... Deberíamos pararnos un poco a reflexionar y humanizar más lo que está sucediendo”.
“Esto no pueden ser números, es que estamos tratando el fenómeno de la inmigración ya como algo rutinario. Son personas que tienen familia y que vienen buscando una oportunidad. Podremos estar más o menos de acuerdo en la manera en que lo hacen pero la desesperación no tiene limites. No se le puede poner puertas al campo, esto es una realidad que hay que trabajar para que mejoren los sitios de los que parten y no tengan esa necesidad de jugarse la vida. Esta es una de las partes de lo que supone la inmigración en esta Isla”, advirtió. “Ahora en el 2025 tenemos dos cuerpos preparados para enterrar. Cuando conseguimos saber si son musulmanes o no los derivamos a Teguise; entonces no sabría decirle el número de los sepelios de Teguise que se han realizado”, comentó para que se entendiera que a día de hoy no se sabe exactamente el número de entierros a los que ha habido que hacer frente en 2024 y 2025.
La historia en Teguise
En Teguise también hay políticos que se ocupan de este problema y que están al tanto de los preparativos y de las acciones que hay que llevar a cabo para poder enterrar como corresponde a las personas que son identificadas. Uno de ellos es Eugenio Robayna, concejal responsable de los Cementerios del municipio, quien precisamente ha estado esta semana con los preparativos del entierro de la mujer que llevaba varios días esperando para estar en el lugar donde descansa desde este sábado. “Nosotros tenemos una parte en nuestro cementerio porque antaño cuando Oswaldo Betancort era alcalde del municipio llegó a un acuerdo con la comunidad musulmana para intentar enterrarlos en el suelo, no en los nichos. Porque ellos los entierran siempre hacia la Meca y en el suelo. No estamos hablando de inmigrantes que llegan sino de musulmanes que viven también en Lanzarote. Hay bastantes datos, lo que pasa que es un gasto de dinero impresionante para el Ayuntamiento de Teguise. No solamente es correr con el sepelio sino que también hay que traer la retroexcavadora, operarios, enterrarlos... Es difícil hablar en esos términos sobre algo así, pero es que hay algunos que parece que no quieren saber nada de esta realidad. Es un gasto y el Ayuntamiento de Teguise acoge también a esos inmigrantes o a esas personas que son musulmanes, que quieren ser enterrados en tierra, es así", aseveró rotundo.
"De los llegados en patera yo creo que en el 2024 hemos enterrado unos 5 o 6 más o menos. Pero en la época de los cocoteros fueron todos enterrados en Teguise. ¿Sabe lo que pasa? Muchos de ellos no es porque no quieran los ayuntamientos sino que los familiares los requieren y se los llevan para Marruecos, los que son de allí; si son del África Subsahariana, la cosa se complica mucho más. Nos consta que se ha trasladado a gente a África, eso sí. Yo pregunto si van a venir a Teguise y la funeraria nos dice que el cónsul de Marruecos que está en Gran Canaria se va a hacer cargo porque los familiares lo reclaman y lo llevan directamente a Marruecos en algunos casos, en otros no, y hay que enterrarlos, con la pena de que apenas va un puñado de personas a despedir al difunto o a la difunta”, expuso también durante su intervención en el mismo programa de radio que dirige y presenta el periodista Alfonso Canales.