Un lanzaroteño en el Camino de Santiago
El periodista lanzaroteño Pedro César Quintana ha cumplido ya una semana de aventura afrontando el reto de hacer el Camino de Santiago en la conocida como Ruta de la Plata, el complejo y largo sendero que le va a llevar desde Sevilla hasta Santiago de Compostela. No es ni mucho menos a sus setenta años de edad la primera vez que se enfrenta a un reto de estas características; sí que es la primera vez que lo narra etapa por etapa en un programa de radio. Lo está haciendo en el “A buena hora” de Crónicas Radio que presenta y dirige su amigo Alfonso Canales, donde cada mañana, entre las 8.30 y las 9.00 horas aproximadamente, ambos tratan de acercar un proyecto de vida maravilloso a los miles de oyentes que se han sumado con notable entusiasmo a algo que no es muy habitual.
En esta primera semana, la de arranque, ya se ha demostrado el interés de la gente por el proyecto. Han sido decenas las preguntas que han trasladado los oyentes, interesados en todos los aspectos que rodean el famoso Camino, algunos con la evidente intención de sumar información a la que ya tienen porque quieren afrontar el reto y prepararse para ello y otros simplemente para saciar su hambre de conocimiento, dando luz donde tenían sombra, sabiendo cosas que antes no sabían: cómo se prepara uno, qué calzado lleva, cómo se distribuye el dinero, cuánto cuesta el viaje, qué tipo de seguridad hay en los caminos, qué pasa con los animales salvajes...
Porque no todo son sonrisas y felicidad. Pedro César, que ha dejado claro desde el principio a todo aquel que quiera afrontar una aventura que supone en tramos como el suyo caminar cerca de mil kilómetros por todo tipo de terrenos que hay que estar fuerte de cuerpo y de mente, ha explicado también cómo aparecen como por arte de magia momentos duros, cómo de pronto un día, como le pasó en esta primera etapa, te levantas con poco ánimo y con ganas de abandonar. “Aprendí el truco de que en ese momento sólo tienes que ponerte a caminar y caminando es como se te pasan todos los malos pensamientos”, apuntó para los que quieran entenderlo. También hay días, como le pasó igualmente en las primeras jornadas, que caes enfermo y te tienes que parar a recuperarte o plantear la retirada. No es oro ni plata todo lo que reluce.
Han sido unos días de radio de mucho posicionamiento, de mucho conocimiento de la materia, de muchas risas y de muchas anécdotas que han hecho que cada jornada sea mayor el seguimiento de los oyentes. El conocido periodista lanzaroteño, al que le ha pasado de todo, ha destacado sobre todo la bondad que se encuentra en el camino, la importancia que tiene el conocer gente de todo tipo pero con las mismas intenciones, convertir la Torre de Babel en la que a veces parecen los senderos y los albergues en una patria con una lengua única. Y todo con problemas como el que le surgió en los primeros kilómetros, cuando estuvo a punto de perder todo lo que llevaba en su particular carro al tratar de atravesar un arroyo que estaba cubierto de un espeso cañaveral. Perdió unos instantes de vista su carro, en el que llevaba todas sus pertenencias, y si no llega a ser por Diego, un vigilante de la zona que rastreó sus huellas como hacen los indios de las películas del Oeste, jamás lo habría encontrado. Sustos así surgen a cada paso, como el hastío de tener que atravesar páramos enteros de kilómetros y kilómetros sin sombra, recorridos que desesperan al más paciente de los caminantes.
Pedro César, para que lo sepan los que quieran afrontar de verdad el reto, ha descrito con crudeza que el Camino de la Plata es el más peligroso, es el que por desgracia cuenta con más muertes de peregrinos que no fueron capaces de completar el reto, muchos de ellos fallecidos en el camino por golpes de calor y de fatiga, por no saber medir los esfuerzos en un territorio que es bastante más hostil al que se encuentran los que hacen el Camino por la parte norte de la Península.
Este lunes llegó a Mérida, una ciudad maravillosa que encierra un sinfín de tesoros del paso de los romanos por la Península. A su llegada completó nada menos que 210 kilómetros de caminata. Teniendo en cuenta que hasta Santiago desde Sevilla debía caminar unos 974 kilómetros, todavía le quedan 764 para cumplir su objetivo.
Algunas preguntas de los oyentes y respuestas de Pedro
A lo largo y ancho del programa los oyentes se han ido interesando por los aspectos más curiosos de la aventura:
-¿Cómo realiza las etapas?
-“Estoy caminando entre el primer pueblo extremeño cuando entras desde Andalucía que se llama Monesterio y voy hacia otro pueblo extremeño, estoy en la provincia de Badajoz que se llama Puentes de Canto que está a unos 20 kilómetros. Camino a unos cuatro kilómetros por hora y siempre llevo una provisión de agua y bebo constantemente, incluso sin tener sed; es un buen truco para no deshidratarse”
-¿Hay que estar muy en forma para hacer el Camino?
-“En baja forma no, desde luego. Lo que les aconsejo es que cualquier persona que haya hecho la romería de Los Dolores, que son 18 kilómetros, puede empezar a hacer el Camino, todo con un entrenamiento previo, obviamente. Si decide hacerlo en agosto, en junio o julio, debería empezar a dar paseos cada vez más largos porque no sólo son los pies lo que te duele, también es la cabeza. Hoy por ejemplo, yo me levanté un poquito desanimado, no me preguntes por qué porque pasa a veces y uno no sabe la razón. Y yo sé que el truco en vez de sentarse y abatirte es vestirte, coger el carro y empezar a caminar, y ya me ves, ahora como estoy contento. Hace falta estar en forma física y psíquica. Estos pequeños abatimientos que se van a producir, saberlo superar, lanzarte a seguir adelante”
-¿Cuánto dinero hace falta para hacer el Camino?
-“En el Camino se gasta muy poco dinero o se gasta muchísimo, todo depende del presupuesto de cada cual y de lo que quiera hacer. Si quieres hacerlo con poco dinero se puede hacer perfectamente. Eso sí, cuando llegas a Santiago se suele celebrar con otros peregrinos con una mariscada o comidas que te dé la sensación de que estás de fiesta. A lo mejor te cuesta 40 o 50 euros ese día, pero en el Camino en general es muy difícil gastar dinero porque estás todo el día caminando y llegas luego a los albergues muy cansado como para hacer nada extraordinario. En un albergue privado sueles gastar de media unos 15 euros euros por día, y en los públicos pagas la voluntad, que suele ser, al menos en mi caso, unos 10 euros por día.”
-¿La gente suele pagar voluntariamente en los albergues en los que no te cobran?
-“Sí, suele ser una media de entre ocho y diez euros. Y todo el mundo que puede paga. Hay peregrinos con muy pocos recursos que evidentemente no lo harán, pero son los menos. Cuando se llega a los albergues que aunque sean de pago suelen ser precios razonables de 10 o 12 euros casi todos tienen cocina. Te compras un bote de garbanzos en la tienda, un tomate, una cebolla, unas papas y te haces una ensalada de garbanzos. Cosas muy baratas y muy ricas. Con papas y mojo también se lleva parte de la comida. Calcula que el gasto diario es de 25 a 30 euros, a lo que se añaden imprevistos como que tengas que comprar alguna medicina. Siendo precavido, con ese presupuesto lo haces”.
-¿Qué produce más emoción en el Camino, la gente, los paisajes..?
-“Yo me emociono por la bondad que hay por todas partes. Muchas veces los que vivimos en las ciudades, aunque sean de tamaño mediano, no vemos tan generalizadas estas cosas, la forma de tratar al desconocido. Yo no digo que en el campo no haya gente mala, no, pero es todo bondad, gentileza, saludos, que te pregunten si necesitas ayuda… Eso me produce una emoción diaria.”
-¿Hace falta saber mucho inglés para entenderte con la gente?
-“No hace falta para nada, incluso ahora que están las herramientas de traducción online todo es muy sencillo. El ser humano cuando quiere entenderse se entiende. Los gestos, las miradas, hay diez mil maneras de comunicarle al otro lo que uno quiere. Obviamente, no puedes mantener una conversación de filosofía o cosas así, pero lo básico es quiero comer y cosas así que fluyen sin problema. El idioma que predomina es el inglés. Afortunadamente, ha ido cambiando para bien porque cada vez más jóvenes españoles hablan fluidamente el inglés. Porque la enseñanza del inglés en España durante décadas ha sido un desastre. Pero ahora no, está cambiando para bien y entonces se forman corros de varias nacionalidades a la hora de comer y todo el mundo habla en inglés. Y a los que no saben también se les ayuda, hay muchos extranjeros que también hablan español. Pero el idioma del camino es el inglés.“
-¿Alguna vez se ha picado caminando con algún peregrino?
-“Yo no hago esas cosas, hay gente que las hace. Yo hago cosas estúpidas como todo hijo de vecino de vez en cuando pero procuro huir de la estupidez. Esa es una de las peores que pueden hacer porque caminar y competir sobre todo en distancias largas es absurdo. De hecho, hay gente que camina más rápido pero yo llego primero y la paradoja es que yo no suelo parar porque voy a un ritmo cómodo. Y otra gente que va a un kilometro más rápido que yo me los cruzo en alguna venta tomándose un café.”