Varios ciudadanos denuncian el abandono que han sufrido durante el aislamiento obligado al que la Sanidad les sometió en Lanzarote antes de que se decretara el estado de alarma
Varios ciudadanos se han puesto en contacto con este diario y con las emisoras de radio del grupo Crónicas para denunciar la situación de abandono que han sufrido desde que inicialmente se determinó por parte de la sanidad pública que podrían ser portadores del ya tristemente famoso coronavirus. Son personas a las que se sometió a aislamiento y a las que sin embargo no se les ha hecho ningún tipo de seguimiento. Lo más sorprendente es que alguno de los casos surgen incluso antes de que se decretara el estado de alarma, en personas que muchos días después de iniciar su particular cuarentena tuvieron que acudir al hospital Doctor José Molina Orosa de Arrecife para que les hicieran las pruebas que les confirmaran la sospecha de que efectivamente tenían el virus y que se sorprendieron al comprobar que o bien tardaban mucho en hacerse o directamente no se las hacían.
Es una de las razones que ha llevado a pensar a muchos habitantes de la Isla que el porcentaje tan bajo de infectados, tres durante muchos días en Lanzarote y ninguno en La Graciosa, no se debía a una especie de sortilegio sino al hecho de que algo no estaba funcionando bien. Era imposible que en una población de 150.000 habitantes, en un lugar de tránsito por el que han pasado cientos de miles de turistas en los últimos meses y donde han regresado estudiantes de todos los rincones del globo, hubiera tan pocos casos oficiales. De hecho, según han ido avanzando los días el número oficial de infectados ha ido en aumento, y se estima, al margen del hecho de que estamos llegando al pico máximo de infecciones en todo el país, que seguirá creciendo durante más días que en el resto del Archipiélago.
La propia presidenta del Cabildo, María Dolores Corujo, fue el primer cargo público que reconoció que el sistema estaba fallando, y que las pruebas que se intentaban hacer en el hospital de Arrecife se tenían que derivar a Gran Canaria porque había un problema en el laboratorio. Corujo, eso sí, dejó claro en todo momento que los resultados dados como oficiales son verídicos al cien por cien, puesto que el sistema de cotejo, ese sí, es infalible. “Las pruebas se están haciendo bien. Ha habido una contaminación dentro del laboratorio y las pruebas que se estaban haciendo en Lanzarote ya no se están haciendo desde hace cinco días y se remiten al Negrín para seguir el protocolo establecido. Que nadie dude de la garantía y la veracidad de las pruebas porque se están haciendo bien. Estos días y la próxima semana va a haber un repunte y la información que se ofrece cada día son los resultados del día anterior porque el hospital manda la información a las once de la noche del día anterior y luego el Ministerio maneja la información que da a la Consejería. Por eso, pueden bailar los datos”, explicó este lunes en declaraciones al programa “A buena hora” de Crónicas Radio-COPE Lanzarote.
Unos días después, ha sido el propio Ejecutivo canario el que ha reconocido, a través de la Consejería de Sanidad, que el rápido aumento de infectados en estos días se debe también a que se ha aumentado sustancialmente el número de pruebas que se están realizando, de ahí que la advertencia sea clara, en unos días tenemos que enfrentarnos a una realidad mucho peor de la que se ha contado hasta el momento. El incremento de pruebas en las Islas pone de manifiesto un problema serio con el que no se había contado, como ha sucedido con el material de los sanitarios que ha ido llegando en las últimas jornadas. Esta ausencia de material ha provocado notables y justificadas quejas en el grupo de profesionales que forman parte de la vanguardia en la lucha contra el virus. Quejas que, entre otros factores, llevaron al socialista Ángel Víctor Torres a tomar la drástica decisión de destituir en plena crisis a su compañera de partido Teresa Cruz como consejera de Sanidad, una noticia de notable calado político que tendrá trascendencia una vez que se supere la actual situación, puesto que después de Cruz eliminó al resto de la cúpula, en cargos elegidos por cuota de partido y por apuestas personales del PSOE en islas como Lanzarote, donde se ha dejado sin cargo a Concepción Gil. Ha sido el sustituto provisional de Cruz, el veterano socialista Julio Pérez, quien en su primera comparecencia ha reconocido el error estratégico de no haberse volcado primero en proteger a aquellos que nos protegen, a los sanitarios, a la vez que han puesto de manifiesto que el seguimiento de los posibles afectados no ha sido el correcto, como no lo es el hecho de que Canarias siga siendo una de las pocas comunidades autónomas, si no la única en estos momentos, que no cuenta con test de detección rápida de la enfermedad.
Giro radical de la Gerencia del Hospital
Dentro de este panorama, es importante que los ciudadanos sepan que en los últimos días ha habido un cambio radical en todo esto, que ha comenzado por el giro inesperado que ha dado la Gerencia del Hospital Doctor José Molina Orosa de Arrecife en su política de comunicación. De hecho, su responsable, el doctor José Luis Aparicio, se ha puesto al frente del cambio y ha hecho en pocas horas lo que se tendría que haber hecho en semanas, también para eliminar la posibilidad de que hubiera gente empeñada en intoxicar y en meter más miedo en el cuerpo del necesario a la población con todo tipo de bulos, como que el número real de infectados era infinitamente superior al actual. Con una herramienta tan útil como la página web que han creado y el servicio de comunicación directa con los periodistas de la Isla se han disipado muchas dudas. Así, este sábado se ha sabido que el número oficial de contagiados que controla la Gerencia es de 35, aunque se intuye por la información real que pueden ser muchos más. Ahora, se sabe el número de personas a las que sí se hace un seguimiento en sus hogares, 18, todos ellos fuera de los testimonios en los que se basa esta información. También se sabe que el hospital se ha preparado para lo peor, que tiene dos plantas dispuestas y un hospitalito por si la situación se desborda, como se sabe que en Lanzarote no hay problemas ni de personal sanitario ni de camas, porque las cosas ahora sí se están haciendo bien y van bien.
Testimonio de los afectados
A lo largo de esta semana este diario y nuestro grupo de emisoras han recogido numerosos testimonios de personas que se han quejado de cómo ha funcionado todo lo relacionado con determinar si en Lanzarote son o no portadores del coronavirus. Gente que entiende que no se han tomado en serio su situación, y que a día de hoy tiene muchas dudas. En muchos de los casos hay que dar la razón a la administración, a unos sanitarios que están desbordados y que tienen que separar lo que parece o es grave de lo que no lo es, de lo que parece o es urgente de lo que no lo es. Sin embargo, las principales quejas en el grupo de lo razonable parten de aquellos a los que se les dijo antes incluso de que saltara la alarma que su caso revestía gravedad y que merecía un seguimiento y ese seguimiento nunca se hizo. “Un amigo y yo volvimos de Madrid el lunes día 9 de marzo. Al día siguiente, el martes, nos enteramos de que había una persona con la que habíamos estado que dio positivo por coronavirus. Cumplimos nuestro deber como ciudadanos, llamamos al teléfono que se ha habilitado para estos casos y nos pusieron en cuarentena. Estábamos resfriados, con la nariz cargada y presentábamos síntomas que podrían estar vinculados con el virus. Nos dijeron que estuviéramos tranquilos y que nos harían un seguimiento, que nos llamarían por la mañana y por la tarde para comprobar cómo evolucionábamos. Pasados diez días nos han llamado una sola vez. Mi amigo, desgraciadamente, está peor que yo, desarrolló más síntomas y finalmente a base de llamar y llamar, de insistir e insistir, logró que le hicieran las pruebas en el hospital. Por desgracia ha dado positivo, y no es normal que durante tanto tiempo estuviéramos en abandono, con la incertidumbre de si teníamos o no la enfermedad, que es lo peor en estos casos”, explicó una de las personas que ha llamado en estos días para mostrar su malestar.
En la misma línea, se pronunció una oyente que llamó en directo a la emisora para contar lo que había sucedido con su hija, una de las muchas estudiantes que han regresado en estos días a la Isla. “Mi hija estuvo en la Feria de Universidades en Madrid, con un grupo de otros cincuenta niños del instituto que fueron de Lanzarote. A su regreso mostró síntomas de tener un resfriado y tos. Es verdad que fiebre no tenía. En el instituto nos dijeron que ante esta situación la niña se tenía que quedar en casa y guardar la cuarentena, que ya nos llamarían del Servicio Canario de Salud. A nosotros no nos llamó nadie, y tuvimos que intervenir nosotros y llamar. No nos dejaron ir ni al hospital ni a ningún centro de salud para que le hicieran la prueba para averiguar si tenía o no coronavirus. Al final localizamos a un médico que nos dio las indicaciones y que dijo que le haría un seguimiento para ver cómo evolucionó. La cuarentena terminó ayer y nadie nos ha llamado ni se ha puesto en contacto con nosotros. Tuve que acudir a amigos médicos para que me dijeran que hacer, y a día de hoy no sabemos si la niña está contagiada y nosotros, el resto de la familia, también. No es normal que nadie se haya preocupado a día de hoy de hacernos la prueba, de saber si somos o no portadores del virus”.
Son un par de ejemplos de muchos testimonios similares. Han sido numerosas las personas que aseveran además que durante estos días han presentado síntomas y no les han dejado ir al hospital, al entender que no eran personas de alto riesgo. Los expertos aseguran a este diario que el tema es muy complicado, mucho más en lugares como Lanzarote donde ha habido todo tipo de problemas de abastecimiento para los profesionales de la sanidad pública, incluyendo los test rápidos y los que no eran tan rápidos. “¿De qué servía mandar a la gente en masa al hospital a hacerse pruebas si no se iban a poder hacer? En una situación tan grave como la actual hay que establecer un orden de prioridades con lo que se tiene, y así entiendo que se está actuando. También es importante decir la verdad, no mentir a los pacientes ni a los ciudadanos en las comunicaciones que se hagan, porque es un tema muy serio en todas partes, incluyendo a Lanzarote, que aunque tenga aparentemente un nivel de contagios inferior a la media es un territorio donde cualquiera puede coger la enfermedad en segundos y donde menos lo espera”, ha explicado uno de los médicos consultados para apuntalar esta información.