Varios expertos confirman que el Cabildo erró al utilizar arena para solventar el problema causado por el vertido de policloruro de alumnio en Tahíche
Varios expertos consultados por este diario han determinado que los responsables del Cabildo tomaron una mala decisión este jueves al determinar que el procedimiento correcto para contrarrestar los efectos del vertido de policloruro de aluminio que se produjo en la carretera de Tahíche era echar arena o sepiolita.
En una situación de estas características, que por otro lado no es muy frecuente, los técnicos de Carreteras deberían haber hecho una consulta previa, primero a los agentes de la Guardia Civil especializados en este tipo de sucesos. Así, si se hubiera realizado la consulta, les habrían dicho que echar arena o sepiolita en un vertido con contenido de aluminio no es lo más recomendable, puesto que no es efectivo, como sí lo es la sepiolita en otro tipo de vertidos que no contengan este material. Primero, porque con la arena no terminas con el vertido, y consigues que la base de aluminio se quede pegada al asfalto, y segundo porque tampoco terminas con los efectos nocivos que va soltando el producto al ambiente, mucho más cuando además el incidente se produjo muy cerca de un colegio, una zona de estudios universitarios y un campo de fútbol.
El caso es que de haberse realizado la consulta pertinente, según las consultas hechas por esta redacción, les habrían dicho que tras extremar las medidas de precaución lógicas para uno de estos casos deberían haber prendido fuego al vertido, dejar que todo el aluminio se quemara y así quedara totalmente eliminado de la vía, evitando con ello, como va a suceder este mismo jueves, que los conductores que pasen por allí tengan la sensación de que el firme está resbaladizo. Una vez quemado el producto, se tendría que haber limpiado bien con productos especializados y con agua, con lo que el lugar habría quedado perfectamente apto, no como se va a quedar después de que se echara la arena.
Sin embargo, fuentes del Cabildo aseguran que la actuación que realizaron fue del todo correcta, e insisten en que se tomaron todo tipo de medidas para evitar que los efectos nocivos que se pudieron producir por el vertido fueran todavía peores para los vecinos de la zona. De hecho, antes de decidir abrir la vía al tráfico se estuvieron realizando diferentes medidas de control sobre la contaminación en el ambiente.
Después del susto inicial, por tanto, decidieron que se podía pasar de alerta a prealerta y que la vía, una de las principales de la Isla para conectar el norte con Arrecife, quedara abierta al tráfico. Eso sí, desde el Consorcio de Seguridad y Emergencias han pedido a los conductores que pasen por allí que extremen las medidas de precaución, especialmente las que tienen que ver con la velocidad a la que pasan por la rotonda de Tahíche Bajo en la que se produjo el accidente.