Teorías conspiratorias
No dudo que detrás del coronavirus haya mucho que contar aún. Tampoco dudo de algunas teorías que hablan de lo que para los gobiernos significa aislar a los ciudadanos. El mal se ha propagado en el mundo y cuatro locos, casi todos relacionados con la propiedad de las redes, pretenden adueñarse del planeta. España posiblemente estará al margen de estas conspiraciones, porque somos la basura de Europa. Dicen que hasta Mohamed VI vacía sus cárceles y mete en pateras a delincuentes peligrosos que llegan a Canarias y a la Península con aviesas intenciones, pero no deja de ser una teoría. Pronto lo sabremos. Ya lo hizo Fidel Castro con los Estados Unidos, o sea que el método no es nuevo. Tener a los ciudadanos controlados y en sus casas (por lo del virus) es un chollo para los gobiernos. Sigues pagando impuestos, no te perdonan ni uno, pero estás en tu casa, han desarmado a las empresas, a las grandes y a las pequeñas, controlan la opinión publicada y detrás de un virus creado en un laboratorio anidan los misterios. El primero es quiénes sufragaron su nacimiento y su propagación. El segundo, una desmedida ambición de poder que está produciendo, sin duda, la tercera guerra mundial. Posiblemente será mucho más cruel, soterrada e incierta que las dos anteriores y que todas las batallas que en el mundo han sido. Teorías conspiratorias, las que quieran. Unas creadas con imaginación, otras reales porque la maldad no tiene límites. En Internet se está censurando a los que descubren operaciones misteriosas, tan imaginativas como destructivas. Al final acabaremos delatándonos unos a otros, que es lo que hacía Soros, cuando entregaba a los nazis a compatriotas húngaros inocentes. Cuidado, amigos. Estamos más vigilados que nunca. A lo peor nuestro propio móvil es nuestro espía de bolsillo y la cafetera de cápsulas una cámara de televisión, que transmite para el Gran Hermano.
Publicado en Diario de Avisos