Astrid, mientes y lo sabes, no tienes mérito alguno

Estamos demasiado acostumbrados a que algunos políticos se arroguen méritos que no les corresponden.

Es frecuente, en el ejercicio de la política, que haya políticos que asuman como propios méritos que en ningún caso son de su haber, ni mucho menos de su bagaje como empleados públicos a sueldo de los ciudadanos.

Esto, que en principio podría sonar a tópico, se convierte en una enorme mentira cuando, analizando el origen, el desarrollo y el resultado final nos damos cuenta de la utilización torticera del trabajo de los demás para llevarse ellos el mérito de algo bueno para los ciudadanos.

Y como muestra un botón.

Recientemente, el Ayuntamiento de Arrecife ha aprobado el desarrollo de la modificación de la ordenanza municipal que regula la bonificación de la plusvalía en las donaciones, elevando la misma hasta el 95% del importe a pagar por el contribuyente.

La alcaldesa sale en los medios presumiendo de este hecho que beneficia notablemente a los ciudadanos que reciben una propiedad en herencia y que, antes de la mencionada bonificación, debían pagar una cantidad demasiado importante en concepto de plusvalía municipal, es decir, en el impuesto que grava las transmisiones de propiedades de padres a hijos, etc.

Pues bien, como la intrahistoria de esta bonificación es otra y está muy lejos de ser un mérito imputable a la gestión de la mencionada edil, más bien todo lo contrario, les voy a contar la verdad.

De entrada les diré que no me gusta presumir de ningún tipo de iniciativas políticas porque, entre otras cosas, no es mi labor.

Pero lo de Miss Avenida me ha llegado a lo más hondo de mis bemoles por la gran mentira de su arrogancia política.

En el año 2019, más concretamente el 3 de septiembre, me puse en contacto con un asesor del Partido Popular de Arrecife y le comente que sería muy interesante que se planteara, por parte del PP en el Ayuntamiento, aplicar una bonificación en la plusvalía a las transmisiones de propiedades como consecuencia de una donación o una herencia, al mismo nivel que ya lo estaba haciendo el Gobierno de Canarias con el impuesto de transmisiones y donaciones, el cual se bonifica al 99%.

No era en absoluto razonable que, mientras el Gobierno Canario realizaba un descuento del 99% en ese impuesto, el Ayuntamiento de Arrecife no aplicara el máximo de bonificación permitido por la ley a un pago absolutamente injusto e injustificable. Si la hacienda canaria ya lo hacía no tenía sentido que el ayuntamiento saqueara a los ciudadanos con pagar algo que ni era de recibo ni se podía sostener por la injusticia que el mismo representaba.

Pues bien, el PP decidió que eso no era posible e hizo caso omiso a esta sugerencia.

Como estaba convencido que esto se podía modificar legalmente, una vez rechazada mi propuesta por el partido que gobernaba en la capital, se lo comenté a Coalición Canaria en el convencimiento que, en función de los argumentos en los que basaba mi propuesta, era perfectamente factible y además de justicia ciudadana.

Los concejales nacionalistas entendieron, sin darles muchas e innecesarias vueltas al tema, que se podía llevar a pleno esta cuestión y, consecuentemente, sacar adelante la moción con el beneplácito de todo el mundo.

Efectivamente, a finales de ese mes, en un pleno celebrado en el Ayuntamiento se aprobó, POR UNANIMIDAD de los grupos políticos, la moción de la bonificación de la plusvalía presentada por CC.

Recuerden la fecha, SEPTIEMBRE DEL 2019

Pues bien, la inacción de la Alcaldesa, unida a la absoluta falta de ganas de trabajar de la, por entonces, concejal de hacienda, llevaron a meter en una gaveta la mencionada aprobación, quedando en el ostracismo político una medida cuyo único fin era que los ciudadanos dejáramos de pagar uno de los impuestos más infumables e injustos del arco fiscal municipal.

En el momento en el que “El Pacto de las Perras” feneció de tanto usarlo, retomé la iniciativa con el fin de que, ahora que CC formaba parte del grupo de gobierno, este acuerdo se pusiera en marcha.

Y llegamos al día del pleno.

No se aprobó nada que no estuviera ya aprobado, sino que lo único que se hizo fue sacar el acuerdo plenario del cajón en el que estaba enterrado y ejecutarlo, modificando la ordenanza que lo regula, paso imprescindible para llevarlo a efecto.

El único mérito que tiene Miss Avenida es haber conseguido que, desde septiembre del 2019, los ciudadanos que se han visto inmersos en una operación de donación o herencia, hayan tenido que pagar por algo que no debían si las cosas se hubieran hecho como deberían.

El absoluto desprecio que los dirigentes del PP, del PSOE, NC y Somos, han mostrado hacia los sufridos bolsillos de los ciudadanos, es de una indecencia digna de mención. Su falta de responsabilidad hacia los mismos, obligándoles a pagar por algo que no debían, al estar aprobado en pleno, me lleva a poner en su conocimiento estos hechos.

¿Y ahora viene la alcaldesa presumiendo de esto? ¿Dos años y medio después se jacta de algo que es todo lo contrario a su actuación en defensa de los ciudadanos? ¿Es que tiene algún mérito que desconozco hacer las cosas cuando procede?

Se les debería de caer la cara de vergüenza presumir de su incompetencia.

Aunque la verdadera razón a esta inutilidad interesada me la dijo un asesor de Miss Avenida en un programa de radio, “en una época como la que estábamos padeciendo, con el COVID19 asolando las economías ciudadanas, la merma de ingresos del ayuntamiento y otras penurias sociales, ¿cómo vamos a poner en marcha una medida que significaría una reducción en lo que el ayuntamiento recaudaba anualmente?” (sic)

Triste pero cierto, lamentable pero así funcionan algunos en este pueblo, no vamos a poner en marcha algo que beneficia a los más desfavorecidos no vaya a ser que no haya cuartos para nuestras nominas a final de mes.

Si hubiera un mínimo de decencia, ética y moralidad,  habrían aprobado la modificación de la ordenanza sin presumir de ello, como si fuera un logro solo al alcance de semejantes cerebros privilegiados.

Pero supongo que esto último es pedir demasiado.