Fútbol con hijos y sin padres

Que vuelva el fútbol y el deporte en general para nuestros niños es una noticia excelente, sobre todo para ellos. Pandemia de por medio nos damos cuenta de lo importante que es el deporte en el desarrollo de sus vidas y su maduración. Pero, y siempre hay peros, vuelve el fútbol y como todo lo que atraviesa la pandemia se burocratiza, se politiza y se polariza.

Volvió el deporte, sí, pero no como quisiéramos todos, ellos incluidos. Pueden entrenar y jugar (¡¡con mascarilla!!) sus partidos, pero sin el acompañamiento de sus padres, familiares o amigos. Sería un mal menor, si no fuera porque hay un montón de otras cosas que sí se pueden hacer y que son bastante más arriesgadas como ir al cine, al teatro, a bares, restaurantes, tiendas o centros comerciales. No estoy en contra de esto, pero sí de que no se pueda asistir a un campo abierto al aire libre a ver a nuestros hijos ocupando un 25% de la grada respetando los protocolos correspondientes.

No es lógico ni razonable que políticos, técnicos y/o funcionarios quienes cobran su sueldo de nuestros aportes no hagan su trabajo en esta materia. Esto no es de hoy, ni del mes pasado. Llevamos un año de pandemia y las personas dedicadas al deporte de las Islas han tenido bastante poco trabajo durante el confinamiento como para haber hecho cuantos estudios de seguridad fueran necesarios para tener un enorme abanico de ideas y propuestas para solucionar esta cuestión. Nuestros hijos crecen, y es hoy cuando podemos disfrutarlos y verlos divertirse haciendo deporte, mañana ya es tarde, ¿y saben qué es lo peor? Que los políticos, técnicos y/o funcionarios seguirán estando allí, cobrando el sueldo de nuestros aportes y con su misma inoperancia.

Los que me conocen saben que intento separar lo personal del resto de cosas; pero los que me conocen también saben que soy enemiga de la inoperancia injustificada pagada con dinero público y que da derecho a no trabajar o a hacer lo que consideren oportuno sin consecuencias.

Esto ocurre porque no nos movilizamos como debiéramos. Nos representan, trabajan para NOSOTROS, no para ellos. Debemos exigir que se hagan las cosas bien hoy; así la temporada que viene nuestros hijos se encontrarán con un panorama mejor, adecuado y justo.

Al final, es una cadena la que genera estas situaciones, pero se puede cambiar y se debe cambiar. El problema es que a muchas personas, sin importar la posición en la que se encuentran, les interesa NO hacer. Como les decimos a nuestros hijos y haciendo una analogía al fútbol, "los penaltis sólo los fallan quienes los patean" y el problema está en que si no hacen nada, no se equivocan...

El problema es que aceptamos esto como imposición razonable. Somos víctimas conscientes de un sistema "democrático" que avala un sistema ineficiente con muchas personas colocadas arbitrariamente que adquieren el derecho de hacer mal las cosas o no hacerlas, y como los contradigan, se ofenden.

¡Debemos movilizarnos como padres y expresar nuestro descontento!

¿No se supone que ellos deben representarnos?