Los voluntarios de Emerlan, de Protección Civil y de Cruz Roja le felicitaron en la puerta de su casa, donde además recibió el cariño de su familia y, entre otros, de la alcaldesa de Arrecife y del alcalde de Teguise

Juan Machín cumple 104 años y recibe el cariño que merece en una jornada inolvidable

Desde muy temprano ha ido recibiendo numerosas felicitaciones y a todas ha respondido con la mejor de sus sonrisas. También ha recogido los regalos que se le podían comprar o hacer llegar en un momento muy duro en el que la gente está metida en sus casas en la mayor parte del tiempo para impedir que se propague el puñetero coronavirus, otra historia más que le ha tocado vivir a alguien que ha visto y padecido las consecuencias de una guerra civil o de una guerra mundial. Pero la felicitación más sorprendente, al menos la más ruidosa, ha sido la de los voluntarios de Emerlan, de Protección Civil y de Cruz Roja, que se han presentado en la calle del populoso barrio de Altavista con sus coches y ambulancias y han hecho sonar las sirenas a toda pastilla. Un momento inolvidable para alguien que desde luego no es casualidad que haya llegado a semejante edad con esa energía y con la cabeza en su sitio, casi siempre custodiada por su particular sombrero.

A toda su familia y a sus amigos les habría gustado poder celebrar otro tipo de fiesta, pero las circunstancias no lo han permitido. Sin embargo, manteniendo las restricciones que determina la situación, también ha recibido visitas casi obligadas: por un lado, la de la alcaldesa de Arrecife, Astrid Pérez, que es el municipio en el que reside, y por otro, la del alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, que es en el municipio en el que nació, concretamente en el pueblo de Soo. Betancort, con el que había quedado para este domingo por la tarde, le prometió llevarle una botella de vino tinto, que es el que bebe él, con la advertencia de Machín de que debía ser de un poquito mejor calidad que el que le regaló el año anterior. Sigue teniendo la memoria fresca, para lo que le interesa y para lo que no. Oswaldo Betancort cumplió, le visitó por la tarde y no sólo le llevó una botella, le llevó tres. La alcaldesa, por su parte, le llevó una tarta y compartió con él un ratito en la puerta de su casa.