Por si ha quedado algo o alguien en pie después de la matraquilla teóricamente festiva de las navidades, por si nos pareciera poca mascarada la crisis intermitente en el pacto PIL-PSOE, por si se nos antojara chica la murga que nos darán los políticos lugareños con respecto a la imperiosa necesidad que tiene Lanzarote de estar presente en esa fiesta (feria, quise decir) de las vanidades que es el Fitur-me-dices-ven-lo-dejo-todo, por si fueran o fuesen pocos los disfraces que veremos en la inminente campaña electoral del mes de marzo, resulta que también el Carnaval propiamente dicho coincide en mitad de todo este caos festivo, consumista y electoralista. Por si éramos pocos, la abuela está a punto de parir trillizos.
Dicen los amantes de los tópicos y las frases hechas que el carnaval es la orgía de la carne. Algunos ilusos incluso se lo creen, porque hay gente para todo. Pero, en realidad, hoy cualquier día -y noche no digamos- es buena para la fiesta carnal. Qué les voy a contar yo a ustedes que ustedes ya no sepan o se imaginen a estas alturas del relajo de las costumbres sociales, que tiene y mantiene de uñas a todo el obisperío español, obisperío valiente. En la Santa Biblia, Mateo (XXVI-41) advierte que "el espíritu está presto, pero la carne es débil". Y el hombre sabía lo que decía, vive Dios.
Como ya queda dicho, en 2008 vuelve a llegar en pareja el carnaval político/electoral (comicios generales a principios de marzo) y el carnaval propiamente dicho, que está ya literalmente a la vuelta de la esquina, aunque bien sabemos o intuimos que no hay mucha diferencia entre ambos porque ya llevan años caminando de la mano... y en Lanzarote, para mayor escándalo, durmiendo todas las noches en la misma cama, como es triste fama.
Los más originales del lugar escriben y repiten como loros aquella otra inmensa mentira que afirma, alegremente, que el carnaval es desenfreno y subversión. ¿Ustedes lo vieron? Yo tampoco. Si en verdad se habla de subversión, habría que preguntarse entonces quiénes son en este caso los presuntos subversivos: si los que se dejan llevar por la corriente y, al igual que el Vicente del sobado dicho, van a donde va la gente porque no tienen criterio propio, o los letristas de las murgas que se escudan en un disfraz colectivo para patear el idioma haciendo uso y abuso del lenguaje más fácil y soez. O a lo peor las subversivas son las propias murgas, aunque tengo yo para mí que confunden por lo general la subversión con la subvención económica de los ayuntamientos o del Cabildo.
Sugiero o propongo una nueva versión a la sobada máxima de la escritora y socióloga coruñesa Concepción Arenal (que en realidad se la copió a Miguel de Cervantes, puestos a contar verdades). Ella, en efecto, repetía mucho aquello de odiar el delito y compadecer al delincuente. Por aquí abajo habría que sugerir odiar este carnaval infame y oficialista y compadecer al carnavalero que no se subvierte contra el poder de alcaldes, concejales o consejeros de turno que le dicen que vaya a hacer número en la fiesta para luego apuntarse ellos el tanto. O eso, o seguir confundiendo la gimnasia con la magnesia y a la hija del Rajá con la raja de la hija. Por cierto, hay que ver cómo está la hija del Raja, puestos a contarlo todo... (de-león@ya.com).