No se recuerda otra en toda la breve historia democrática (es un decir) del Ayuntamiento de Arrecife, la caos-pital lanzaroteña: los concejales dimiten en manada, tanto los del grupo del (des)gobierno municipal (Antonio Hernández por el PIL, Marcos Bergaz y Miguel Ángel Ferrer por parte del mismo PSOE que niega que haya crisis, y menos mal que no la hay), como de la oposición, desde Isabel Déniz (CC) a la chica del PP, Aurora Pérez (a la periodista que ose llamarla concejala habría que mandarla a Teseguite en calidad de corresponsala, a ver si le gusta el nombrete), que también se mandó a mudar más lejos que cerca del caótico Consistorio conejero.
Chiquito Viernes de Dimisión, vive Dios. Hasta la precisa hora en la que redacto estas líneas contra-reloj (6 de la tarde del día de autos) ya van tres que han entonado su particular “tocata y fuga” de este viernes que no es 13 pero es 14 de marzo: Miguel Ángel Ferrer, Isaac Castellano y Aurora Pérez, que eligieron la misma fecha para escapar de la quema. Otros no abandonarán ni aunque los empujen, pues están hechos a ese difícil arte de mirar hacia otro lado mientras el barco encalla o se hunde, acogidos siempre al lema “ande yo caliente y váyase la gente”.
En lo que va quedando del Ayuntamiento de Arrecife, el mencionado Marcos Bergaz marcó el camino dimisionario “por motivos personales”. Lógico: no suele ocurrir que nadie dimita “por motivos vecinales”. La dimisión siempre se “motu proprio” (no se diga tampoco “de motu propio”, que es otro disparate o insulto a nuestra lengua madre, que ya estaba muerta y están terminando de enterrarla los psoecialistas de ZP). Y ahora le siguen al avergonzado y desilusionado Marcos otros que también están comprobando en carne propia que lo que no puede ser no puede ser y además acostumbra a ser imposible. Como hemos apuntado en columnas anteriores, vendrán más dimisiones. Y puede que algún cese. Y Pérez Parrilla seguirá fumando igual, porque tanto le da que le da lo mismo. “Yo no he firmado ningún pacto con el PIL, sino con don Dimas”, dicen que ha dicho, y se ha quedado tan ancho y tan pancho y pachorrudo. Tranquiliza saberlo, dado el impoluto o inmaculado historial del único mandamás del PIL, como es triste fama.
No voy a repetir aquí otra vez, en hablando de la crisis que no existe -qué va- en el grupo de gobierno PSOE-PIL, aquello de que no era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano, para que no me sigan llamando desestabilizador y otras cosas feas que no conviene repetir porque te salen bichos en la boca.
Dimisiones en cascada aparte, en realidad no pasa nada: en el pacto de gobierno institucional que se traen montado contra viento y marea dimisionaria el PSOE y el PIL en el Ayuntamiento de la capital de esta pobre islita rica sin gobierno conocido reina la más absoluta paz. La paz de los cementerios, dirán otros, en donde no se mueve nada porque todo está muerto y paralizado de antemano. Vete al Ayuntamiento y echa un vistazo, si te atreves. Pregúntales a los funcionarios, en confianza. Mi confidente (confidenta la llamarían las de Mararía, porque es mujer) en el Consistorio o Cuartel del “cógelo, cuco” me decía el viernes que a este paso la iban a dejar sola:
-Ojalá. Pero no caerá esa breva. Los peces gordos y viejos no se mueven de aquí. Tienen muchas costras, y todo les resbala ya. Tanto les da ocho que ochenta. Pero esto está más paralizado que nunca. Ha sido un año totalmente perdido. Como si en Arrecife no hubiera nada que hacer. Como si la ciudad no estuviera necesitando de gente decidida a trabajar en serio por ella. Como si no nos sobraran ya tantos parásitos políticos que se contentan con cobrar sus sueldos a fin de mes. Como si...
-Chacha, déjalo por ahí, que se me acaba la columna.
Quedó escrito en esta misma tribuna impresa y digital cuando se conoció la dimisión de Marcos Bergaz: para tratarse de una crisis ficticia está dejando demasiados cadáveres reales por el camino, para mi gusto. (de-leon@ya.com).