Vuelve a la rabiosa actualidad política y judicial el “Caso Forelan”, cuya vista parece que finalmente tenía lugar este jueves en la “desplazada” Audiencia Provincial de Las Palmas, donde en más de una ocasión me tuve que defender -en su sede de la capital canariona- de alguna esquinada querella de la que don Antonio Castro Feliciano me acabó absolviendo, Dios se lo pague, porque me ahorró pagarles a otros un dinero que nunca he tenido ni quiero. Uno de los investigados es nuestro entrevistado de hoy. Aunque lleva años “desaparecido en combate”, al menos de cara a la opinión pública y publicada, fue protagonista principal de la supuesta o presunta mamadera que bajo el pomposo nombre de Fundación Insular para la Fundición y el Enchufe (la Formación y el Empleo, quise decir), más conocido como Forelan entre los amigos y demás personas piadosas, se sacaron de la manga una serie de políticos, empresarios y sindicalistas, con el aplauso cómplice del ya entonces creciente infraperiodismo insular (la prensa canaria, salvo contadas y honrosas excepciones, se destaca más por lo que calla que por lo que dice o denuncia, como es triste fama). Todo aquel montaje lleva ya años bajo la sombra de la duda, aunque muchos siempre tuvimos la certeza desde un principio (está escrito, no me invento nada ni me pronuncio a toro pasado) de que estábamos ante otro de los numerosos escándalos económicos que afectan (o “asolan”, si lo prefieren) a Canarias. El fiscal pide que los acusados devuelvan a la Fundación de marras más de 600.000 euros. Se les acusa de desviar importantes cantidades públicas procedentes del Gobierno de Canarias, de los Presupuestos Generales del Estado y del Fondo Social Europeo, que en principio iban destinados al desarrollo de formación y empleo en Lanzarote, pero se lo mamaron los que ya estaban más que formados e informados de ese maná económico que no apagó la sed de los verdaderamente sedientos.
Entre los acusados hay alguien que ejercía de sindicalista, y quizás por ello su caso es el que se me antoja más llamativo, por decirlo de la forma más suave y diplomática que se me ocurre a bote pronto. Retirado ahora de la actividad sindical, el que fuera en su día secretario general de Comisiones Obreras en Lanzarote, cuyo nombre y apellidos omitiré a la espera de que la Justicia resuelva, no tiene ya necesidad de andar con la necedad de la defensa los derechos de los trabajadores -si los hubiera o hubiese- y otras tonterías con las que antes perdía el tiempo. Él mismo nos lo confesaba en cierta ocasión en esta misma sección apócrifa:
-Bastantes años perdí yo haciendo el gilicuca con la matraquilla de la izquierda verdadera, los derechos de los trabajadores y otras melonadas propias de la ignorancia juvenil. Ahora que pierdan el tiempo otros. Yo le he cogido ya el gusto a lo de vivir de las ubres institucionales, y no veas la dependencia que eso te crea: es como una droga; la pruebas una vez y ya quedas enganchado para toda la vida.
-Chacho, ¿pero tú sigues militando en Comisiones Obreras?
-Llámame de usted, en confianza.
-Perdone. ¿Sigue usted militando en CC.OO?
-Si no me han dado de baja, supongo que sí. Pero tampoco es algo que me quite el sueño. Mi sueño ahora es otro.
-¿Que le declaren inocente, tal vez?
-El inocente eres tú si piensas que a mí este juicio me preocupa. Está todo controlado.
-Pero usted fue uno de los adalides de Forelan en Lanzarote. ¿Qué me dice de los cientos de millones de pesetas que no se sabe a dónde fueron a parar?
-Fíjate si eso ya está viejo y pasado de moda que me hablas de pesetas. Esas cantidades, al cambio con el euro, se quedan en mucho menos. Y eso seguro que lo tendrán en cuenta los jueces. En cuanto a que todo ese dinero no se sabe a dónde fue a parar, no lo sabrás tú...
[NOTA DEL AUTOR: Cualquier parecido con la realidad puede ser algo más que simple o simplona coincidencia]. (de-leon@ya.com).