Estoy contigo, compadre: no hay derecho a que cuatro gañanes indocumentados, (alguno de los cuales no alcanza a hacer la o con un canuto, como es triste fama) tengan y mantengan a una isla de unas 150.000 almas en vilo, mientras ellos juegan al teje y al desteje con las instituciones, como si se las hubieran o hubiesen regalado los Reyes Magos, como si les hubiese tocado el inmerecido botín en una rifa, en una timba o en una tómbola, y no luego de un proceso electoral en el que todavía creen algunos. Dichosos los crédulos, porque de ellos será el reino del desencanto.
Cuatro meses dura ya la publicada y publicitada crisis (“desencuentro” lo llaman los adictos al eufemismo) entre los dos socios del pacto PIL-PSOE en cinco principales corporaciones públicas lanzaroteñas. Y el resto de los partidos con apetencias o con ganas de ser califa en lugar del califa a la expectativa y frotándose las manos por si le toca o le cae alguna migaja de ese lujurioso banquete, y los medios de comunicación siguiéndoles la pista y el rastro como si los integrantes e intrigantes del pacto fueran personajes de relevancia con algo importante que contar, y los electores desengañados, y los abstencionistas comprobando por enésima vez que da lo mismo votar a Juana que a su hermana, apoyar a los tirios o a los troyanos, pues tanto unos como otros son siempre los de siempre: los reyes de la inestabilidad, los que han hecho y deshecho todos los pactos políticos de estos últimos lustros (siempre en el nombre de la sacrosanta y nunca vista estabilidad, para mayor sarcasmo). Sí, unos y otros, otros y unos son siempre los mismos perros con collares cambiados según haya ido soplando el viento del oportunismo electoral; los mismitos que propiciaron o permitieron que siete culos distintos (7, se escribe pronto y fácil) ocuparan por un rato la silla presidencial del Cabildo en un solo mandato (el anterior a éste).
Y son también estos mismos, juntos y revueltos, los que ya se preparan para volver a pedirte el voto para dentro de justo dos meses, durante una campaña electoral que volverá a coincidir con los carnavales, para que la mascarada sea más absoluta aún. Ya andan los listos confeccionando listas.
Te repito las mismas preguntas, las mismitas, que te planteaba aquí hace unos meses, en vísperas de las anteriores elecciones locales de mayo de 2007: ¿Te lo imaginas? ¿Te imaginas la bofetada sin manos más sonora y sonada? ¿Te los imaginas a ellos en la noche electoral, una vez hecho el recuento de votos, saliendo a decir por inercia que todos han ganado cuando todos han perdido la confianza de todo el pueblo que sólo ha acudido a votar -un suponer- en un 15%? ¿Te imaginas las risas? Échale imaginación. Es sólo un pequeño esfuerzo mental. Suéñalo. Atrévete, sólo por una noche. ¿Lo ves ahora? Placer de dioses, ¿verdad? ¿Y qué hace falta para que el sueño se haga realidad? Nada. No hay que hacer nada. Incluso menos que nada. Con no ir a votar, sueño cumplido. Sé valiente ante los valientes que te insultan porque no apoyas lo que no se merece apoyo electoral ninguno. Y si votaste en mayo, espéralos a todos ahí a la vuelta de la esquina y dale con la papeleta por los besos a los que están riendo y rifando tu voto.
Mientras todo eso llega, ¿qué tal si además de en los medios de comunicación y en la barra del bar nos manifestamos todos para hacerles llegar a los cuatro gañanes de este esperpéntico cuento que no vamos a quedarnos quietos ni callados esperando de forma pasiva a que ellos terminen algún día de jugar al teje y al desteje mientras esta pobre islita rica sin gobierno conocido se va proa al marisco? (de-leon@ya.com).