Aunque apenas lleva unos días en el cargo, a la nueva o flamante portavoz del Gobierno canario, la conejera Carolina Déniz, le están diciendo ya en los medios (tanto impresos como digitales) de Gran Canaria y Tenerife de todo menos bonita. Y mira que la muchacha no es que sea precisamente fea, a juzgar por las fotos. Pero es menor. No de edad, se sobreentiende, sino de una isla que canariones y chicharreros siguen viendo y mirando por encima del hombro, como es triste fama. En caso de duda, otro día les pongo aquí mismo varios empíricos ejemplos más, que ahora voy con prisas y contra reloj.
Este miércoles ponían a la juez en excedencia y hermana de la ex alcaldesa Isabel Déniz (la que perdió las elecciones “por los pelos”) de vuelta y media en una concreta página digital de la isla redonda, muy próxima ideológicamente a lo que va quedando del PSOE en las islas. Lo que más parece haberles molestado a los redactores de la sección de chismes cuyo nombre genérico no voy a reproducir porque no me da la gana hablarle en inglés al lector de una columna que se redacta en español fue el hecho de que Carolina confundiera o confundiese el nombre de la capital de Gran Canaria con el nombre de la provincia oriental, que son parecidos pero distintos, como sabe (casi) todo el mundo por aquí abajo.
Para quienes no creemos ni poco ni mucho ni nada en provincias ni en tuntunes de Semana Santa, tanto nos que nos da lo mismo que la provincia de marras se llame como Juana o como su hermana. Pero verdad es también, puestos a contarlo todo, que toda una portavoz del Gobierno de Canarias sí que debería saber que la capital canariona se llama Las Palmas de Gran Canaria (aunque le pese a don Pepito Rodríguez, el pobre), y que la provincia oriental se llama Las Palmas, a secas, a efectos de Correos y otras naderías sin mayor importancia. Si ese pequeño/gran error lo escuchamos en boca de un peninsular solemos poner el grito en el cielo, así que en este caso y ocasión tiene incluso más delito. Aunque igual es que Carolina Déniz quería diferenciar el Puerto de Las Palmas de Gran Canaria con el Puerto de Arrecife de Gran Caos, adelantándose a esa autonomía portuaria conejera que todavía está en veremos.
Otro paisano conejero de Carolina, Francisco Hernández Spínola, portavoz algo menos guapo que ella pero más veterano del Grupo Psoecialista en el Parlamento regional, le pide que rectifique por “manipular” unas declaraciones de aquél sobre los Presupuestos Generales. No hay peor cuña que la del mismo palo. El portavoz afea a la portavoz (o portavoza, como diría Zapatero) por decir que ha dicho lo que no ha dicho. Y los periodistas de Tenerife y de Gran Canaria dicen o escriben que a Carolina se le ve muy torpe y trabada todavía. La canallesca es que es muy impaciente, como es triste fama. Si cortando huevos se aprende a capar (dicho sea con perdón), portavoceando ya aprenderá la muchacha a portavocear al modo. Con tiempo y tabaco (sólo en los lugares en los que permitan fumar), todo se andará. Amén.
A LOS RESPONSABLES DE INALSA (si los hubiera o hubiese): No es mi intención distraerles de sus múltiples ocupaciones, vitales sin duda para el normal desarrollo de esta isla que tanto les debe a sus desvelos y buen hacer, pero me encargan que les avise que le echen un vistazo -si no es mucho pedir ni excesiva molestia- al dichoso grifo para los bañistas del popular y populoso paseo de Matagorda que lleva ya meses echando un imparables chorro de agua que es la envidia de los prostáticos, ante el asombro de propios (lugareños) y extraños (turistas). Doy fe visual de ese húmedo derroche, que da hasta sentimiento verlo. Con el agua que ha largado ya ese grifo se podían haber llenado varios aljibes, de esos que tanto se echaron de falta cuando la reciente y penúltima crisis en Inalsa. Supongo que debería ser el Ayuntamiento de Tías el que les diera el aviso, pero a lo peor allí están tan ocupados y preocupados con otras cosas más importantes, como ustedes. Por decirlo en canario: “Miren a ver, cristianos”. De nada. (de-leon@ya.com).