martes. 29.04.2025

Al final va a resultar que Jerónimo Saavedra es el más macho de todos los políticos canarios, a pesar de la grosera y homófoba insinuación que hiciera tiempito otro político y paisano suyo. Le ha echado dos razones Saavedra Acevedo y ha dicho lo que nadie se ha atrevido a decir, y mucho menos entre las filas del siempre socialmente correcto PSOE -su partido de toda la vida- y aún menos en plena campaña electoral, cuando todo desgaste del enemigo es bienvenido, porque el enemigo de mi enemigo mi amigo es, mucho más en vísperas electorales. Ha sido no más que una obviedad lo que declaraba esta semana el hoy alcalde de Las Palmas de Gran Canaria en una emisora de aquella isla redonda, pero hay que echarle mucho valor para proclamarla a los cuatro vientos: lo que están haciendo los maestros y los sindicatos de clase (que vaya clase de sindicatos...), con su oportunista aprovechamiento de las vísperas electorales para chantajear al Gobierno -el que sea- y lograr sus exclusivos y egoístas intereses no es de recibo. Me quito el sombrero que no uso ante esa manifiesta valentía de Saavedra con sus manifestaciones.

Ya saben los lectores que los educadísimos maestros que gozamos en Canarias en general y en Lanzarote en particular vienen montando la tremenda y haciéndoles pagar a justos por pecadores con su fea manía de paralizar calles y ciudades, en pleno horario laboral (respeto al trabajo ajeno se llama esa figura) para vindicar más derechos (económicos). No se les ha visto nunca, salvo involuntario error u omisión por mi parte, reivindicar los sacrosantos derechos de los alumnos (los peor educados de toda España y, por extensión, de toda Europa). Lamentablemente, algunos siguen creyendo que sólo tienen derechos y ninguna obligación (por ejemplo, la de respetar el tiempo de los que no deben culpa de lo que reclaman molestando y dañando a terceros, que son/somos los mismos que les pagamos sus golosos sueldazos, que así y todo les sigue pareciendo cortos, porque es fea costumbre del que más tiene querer todavía más).

Al igual que Jerónimo Saavedra, que conoció de la ingratitud del gremio durante su etapa como presidente del Gobierno de Canarias, nadie termina de entender cómo es que unos de los colectivos más mimados, mejor pagados y más descansados (vacaciones y puentes a punta pala, como es triste fama) es el que más huelgas, protestas y cortes de calles protagoniza años tras año, llueva o truene.

Me reitero en lo escrito en esta misma tribuna impresa y digital en alguna ocasión anterior: Qué bonita palabra la de maestro, vive Dios. Y qué desperdiciada casi siempre. Los que no hacen honor a ese nombre se aprovechan del miedo que existe en la prensa a censurar sus excesos, sabedores de que es tabú hablar claro sobre este otro poder fáctico cuyos integrantes e intrigantes siguen haciendo lo que quieren... porque los dejan.

¿Dónde hay que firmar para que quede prohibido el derecho al chantaje (a la huelga, quise decir) en plena campaña electoral? La respuesta, a la dirección que ahí les dejo seguidita: de-leon@ya.com.

Saavedra, ese hombre
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