martes. 29.04.2025

A la misma hora de la noche del martes en la que cuatro trabajadores de este mismo diario lanzaroteño andábamos especulando en la televisión sobre el futuro político inmediato del presidente virtual del PIL y teniente de alcalde de Arrecife, Antonio Hernández, éste preparaba en su casa la rueda de prensa en la que iba a anunciar su dimisión de ambos cargos o cargas. No le quedaba otra. Saber irte justo un segundo antes de que te echen es un punto a tu favor.

Antón es, si no he perdido ya la cuenta, la segunda víctima dimisionaria de lo que aquí hemos venido llamando, desde hace meses, como “la crisis que no existe”, porque de existir en el Ayuntamiento de Arrecife, la caos-pital lanzaroteña, ya no quedaría vivo ni el apuntador, como en las películas del Oeste que se rodaban en el Este de España. Pero, pese a las apariencias, aquí no pasa nada. Y si pasa, se le saluda y santas pascuas. No digas que hay crisis, ni por lo que más quieras. No te apuntes a la crispación, como dicen los psoecialistas. Todo está controlado. Hay un caos, sí, pero dentro de un control. Como el borrachito que va al volante y se niega a que conduzca otro: “Tranquilo, yo controlo”.

La paralización institucional es aparentemente total en el Ayuntamiento de Arrecife (y en el Cabildo conejero, ni te cuento). Dimite un concejal (Marcos Bergaz, un muchacho con vergüenza torera del que nunca más se supo) de una de las partes contratantes del pacto (justo la que más insiste en decir que no hay crisis y que no es nada lo del ojo, aunque lo lleve colgando en la mano), pero no es porque pase algo, qué va. Ahora se va (porque lo echan “las circunstancias”) todo el teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, el mencionado Antón Hernández, y todavía dice el alcalde pachorrudo que tampoco ha pasado nada. Pérez Parrilla lo tiene todo controlado. No hay más que verlo.

Exageramos la nota los que nos empeñamos, tercamente, en ver una crisis donde apenas hay una balsa de aceite (hirviendo, de acuerdo, pero balsa de aceite). ¿Un grupo de gobierno para gobernar? Eso está pasado de moda, cristiano. Además, ¿dónde se ha visto eso con Pérez Parrilla? Hagamos no más que un fisquito de memoria, caracho, porque a veces tenemos ésta muy frágil o fragilona. El grupo de gobierno de hoy en día, que está preparado para la vida moderna, se forma esencialmente para que sus integrantes e intrigantes cobren a fin de mes, religiosamente (aunque ninguno vaya a misa), los sueldazos que ellos mismos se regalaron en aquella recordada y primera medida tomada en el pleno constituyente, con dos morrazos. Lo demás, eso de la gobernabilidad o la necesidad de ir aprobando presupuestos y tal, son cáscaras de lapas. Naderías. ¿A quién le importa esas nimiedades? Anden ellos con el bolsillo caliente y ríase la gente, que dijo el clásico.

Por si hubiera o hubiese alguna duda de que lo que están haciendo (mejor dicho, lo que no están haciendo) cuenta con el visto bueno, la anuencia o la indiferencia ciudadana, ahí está el obsceno respaldo electoral de los linces que todavía acuden a votar a estos mismos para que sigan con lo mismo. Democracia avanzada se llama la figura. Un respetito ahí. Mucho cuidado con eso. ¿Dónde está entonces el problema? ¿De qué crisis me hablan? No crispen. No hagan olas. No toquen (el puente de) las bolas.

Negar la evidencia es fea costumbre muy política, como es triste fama. Sobre todo, de los políticos que miran a sus propios electores por encima del hombro y los tienen por tontos (y algo tonto hay que ser a veces para votar a tamaños personajes, valgan verdades). Insultan la inteligencia de esa masa amorfa que en campaña electoral llaman “queridos ciudadanos y ciudadanas” y cuando se encaraman en la poltrona tildan y tratan de chusma manejable.

...Y sin embargo se mueve, que dijo Galileo. Lamentablemente, para que haya crisis en un pacto a dos bandas sólo falta que una de las partes contratantes la pregone. Pero es que si además resulta que alguno de los tuyos (sector negacionista) sale a escape de la quema, entonces habrá que concluir que eligió mal día Enrique Pérez Parrilla para dejar de fumar... (de-leon@ya.com).

Tranquila, yo controlo
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