miércoles. 30.04.2025

Saben nuestros lectores más duchos en las cosas de la política diaria, esa extraña disciplina a la que muchas veces se asoman los más incapaces, que estamos metidos de lleno en un sinfín de conflictos, sobre todo laborales. Dentro de todas estas historias, muchas de ellas todavía por desentrañar, se solapan otro tipo de asuntos que deberían adquirir la notoriedad precisa. Es el caso de la auditoría de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo realizada entre los años 1997 y 2004, una época en la que muchos consideran que se produjo un incontrolado despilfarro -por llamarlo de forma suave- que condujo a una situación de auténtica crisis. Una vez conocido el resultado de la auditoría se produjeron los primeros enfrentamientos políticos, incluso se produjo, qué curioso, una lavada de manos, la de Miguel Ángel Leal, que dijo en declaraciones a esta casa que él nunca llegó a ser consejero delegado de los Centros, y que por tanto la firma de las cuestiones importantes la pusieron sus superiores. Pues bien, ahora estábamos a la espera del contraanálisis, si nos permiten que lo llamemos así, la segunda entrega de la auditoría. En estos momentos y porque son fieles seguidores de esta sección les podemos adelantar que la segunda entrega es prácticamente igual que el avance inicial que se ha presentado, lo que significa que se vuelve a poner el dedo en todas las llagas que se abrieron en el pasado. Imaginamos que a alguno le estará entrando ya el chorrillo, si no algo peor.

LA AUDITORÍA FINAL NO CAMBIA LAS COSAS
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