Parece que hay en la Isla conexiones, y no precisamente judeomasónicas, sino conexiones dinerarias. Algunos en su alocada carrera tras la “pela” han perdido el norte, ofertando a quienes le conocen perfectamente -y por ello no le hacen ni caso- todas sus influencias, que al final no se han quedado en otra cosa que en meras ínfulas de grandeza que han puesto al descubierto el tremendo caudal de memez que almacena en lo que se supone que es un cerebro. Y es que hay determinadas cosas que en la vida no se pueden consentir, como el hacer relaciones que van más allá de la mentira, conspiraciones torpes que se descubren a las primeras de cambio. Además, el trío al que se une también el Pintinita y el Ladilla no va a llegar a ninguna parte. Ya les contamos, y si no se acuerdan se lo repetimos ahora, que a los tres del “Trío Lalalá” les cuesta mucho coger el ritmo de las canciones; también les cuesta mucho aprenderse la letra, de ahí que sigan sin recitar bien la del “rey”. Más información en próximas ediciones, donde todo este entuerto quedará mucho más claro.
