martes. 29.04.2025

Hay una canción mejicana muy linda y sencilla de la campaña priista, que nos viene al pelo para el siguiente comentario; reza algo así: “Cuando tuve, yo te tuve, te mantuve y te di, te di, te di... Hoy no tengo, ni te tengo, ni mantengo, ni te doy. Es el cambio, nuevo cambio, ¡Vaya cambio, qué amolón! Ya no alcanza para nada, por eso ya no te lo doy...”. Parece que el Dúo de la Cagalera, que es como llaman a dos muchachos que van repitiendo estos versos por todas las esquinas con el moco tendido y la lágrima viva, están algo más que jodidos. Dicen, de hecho, que han tocado fondo y algo más. La razón no es otra que se les han acabado los cuartos y el cuento. Los cuartos duran mientras duran, y el cuento mientras uno puede mantenerse de él. A estos dos personajes, al Dúo de la Cagalera, ya no les queda nada. Están destrozados, desconsolados... Han sido muchos sus errores, uno detrás de otro. Dicen que ya no tienen ni para echarse al gaznate un buchito de agua. Qué raro, con lo que presumían de nadar en la abundancia. No les extrañe verlos muy pronto por ahí cambiando radicalmente su discurso incendiario, decir “digo” donde tantas veces dijeron “diego”, hacer piruetas y cabriolas para intentar regresar al momento en el que cometieron el error que les condujo al desastre. ¡Ay, pobre Dúo de la Cagalera, qué mal va a terminar!

CUANDO TUVE
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