El “Gordito” es una especie de topo adulón que se arrastra siempre ante el que le echa en el chiquero la comida. Menos mal que estamos en un estado de derecho y democrático porque si no a éste lo veríamos enfundado en un uniforme de dictadorzuelo de segunda división. No nos ponga el dedo en la boca porque le podemos contar de ellos cantidad de desatinos “posteriores” de aúpa.
Pero también se cabrean otros de la misma especie que por frustrados en política quieren revolver caca en cantidades industriales. En este sentido, la “Lagartija” está poniéndose morada. Lástima que no se diera cita en Los Dolores a la hora de servir el catering que les entregaron a los artesanos. La “Lagartija” y el “Lagarto” se habrían puesto tibios porque de los que algunos arrojaron ellos harían un festín de tomo y lomo. Seguro que para esto los desperdicios de algunos se los habrían zampado con gula draconiana. Ver actuar a esta pareja de reptiles le hace a uno recordar la tragicomedia griega y no precisamente porque conozcan a Eurípides, Sófocles o Esquilo porque los tales reptiles no tienen ni puñetera idea de estos autores o igual los confunden con tres futbolistas del tres al cuarto. Le digo a usted guardia que entre “Lagarto”, “Lagartija” y “Gordito” podemos ir pensando en hacer un zoo repelente, cocodrilos aparte.
