Indonesia es un país atractivo, lleno de colorido, con un capítulo importante erótico palentino. El kamasutra es libro de obligada lectura y, claro, tiene las sugerencias necesarias para soñar con hacer un viaje a este rincón de la geografía universal, sobre todo, si te lo pagan otros, y ese otro tiene nombre y apellidos: el pueblo.
Nos cuentan las lenguas de doble filo que algunos fueron hasta Indonesia buscando artesanos, esos algunos no son ni “el Cojitranco” ni mucho menos “el Jurgilla” porque estos sólo de ver a los artesanos en sus labores le dan fatiga. Claro que peor sería irse en prácticas políticas y también carnales a Brasil para hablar con el colega o a Cuba para hacer intercambios culturales de toda índole.
Nada que ver estas cosas con los autos sacramentales, que sí que son serios y dignos del mayor de los respetos, aunque no se crea en ellos.
Por cierto, y cambiando de tema, Ignacio González, pese a sus declaraciones, es cierto que no se reunió con Antonio Hernández, así que especular en los cerros de Los Ajaches es más saludable, políticamente hablando, que conjugar el verbo mentir. Por este lado no habrá unidad nacionalista de cara a las elecciones generales. Lástima.
