Somos los primeros que aceptamos las reglas del juego. Cuando en una institución pública se nos dice que para hablar con los políticos hay que seguir una serie de protocolos, nosotros los seguimos, por muy absurdos que nos parezcan en un lugar tan chico como Lanzarote. Ahora, todo tiene un límite. Resulta ridículo la impronta que en determinados ámbitos del asesoramiento político y periodístico se le quiere dar a estos primeros pasos de la legislatura, la rigidez de determinadas cuestiones. Algunos no entienden que el político tiene la obligación de informar a los ciudadanos, y que es a través de los medios de comunicación como se hace. Algunos, a los que parece que se les está empezando a subir el cargo a la cabeza, empiezan a mirar ya por encima del hombro y a determinar cómo, cuándo, por qué y con quién quieren contar las cosas que hacen sirviendo a los ciudadanos, que son los que pagan sus generosos sueldos a final de mes. Bien, de momento lo vamos a dejar aquí, pero como se siga complicando el asunto, empezaremos a dar nombres y apellidos de asesores y políticos que se dedican a entorpecer nuestra labor informativa y la de los compañeros de otros medios. Recapaciten, que a veces no cuesta nada descolgar un teléfono y dar cuenta de la pregunta de turno sobre el asunto de actualidad del momento. Aprendan de los políticos más veteranos y populares, aquellos que jamás tienen problema para dar la cara.
LOS FORMALISMOS
31 de agosto de 2007, 22:14