miércoles. 30.04.2025

Las siglas de Coalición Canaria (CC) constituyen un palíndromo. Quiere decirse que lo mismo se leen de derecha a izquierda como de izquierda a derecha, como le pasa a la propia CC en la política canaria, que puede pactar también con la izquierda o con la derecha, según sople el viento, principalmente allá en Madrid. Es una realidad o una situación viciosa o ventajista que no han sabido romper ni el PSOE ni el PP, y en el pecado llevan ambos la penitencia. De momento, CC sigue como único partido bisagra, y gane o pierda las elecciones siempre queda encaramada en el Gobierno.

Otro palíndromo algo más extenso que el de CC es la palabra anilina. Si ustedes se fijan, se lee igual del derecho que del revés. Las llaman también palabras capicúa (es decir, con cabeza y cola idénticas, que viene siendo la traducción de ese término de raíz catalana). Incluso hay frases enteras que son palíndromos. Y gente, acaso un ratito ociosa y con tiempo sobrado para perderlo en aparentes naderías, que se dedica a descubrirlas o inventarlas. Les pongo, seguiditos, algunos ejemplos, a modo de botón de muestra: “A la gorda, drógala”; “Efímero lloré mi fe”; “Ama soledades la fama, ama falsedad el Osama” (nada que ver con Ben Laden, Dios o Alá nos libre); y la más afamada de todas que se conocen en idioma español: “Dábale arroz a la zorra el abad”. Todas tienen una doble lectura, como es de ver, y no porque contengan un mensaje oculto sino porque el principio y el fin de las mismas son intercambiables.

No menos llamativos son los anagramas, que vienen siendo la transformación de una palabra en otra transposición de sus letras. Un suponer: “suma” convertida en “musa”; “amor” trocada en “Roma”, o viceversa.

El nombre de Adán, leído del revés, se queda en nada, que es lo que dicen los enemigos del todavía presidente canario que contienen sus discursos oficiales o institucionales (como todos los discursos oficiales o institucionales que en el mundo son, por cierto, desde los del rey de España al del último concejal del más humilde Ayuntamiento; todos ellos redactados previamente por el negro de turno, que no suele ser casi nunca un dechado de virtudes literarias, como es triste fama).

También hay escritores o aficionados a los juegos de palabras que se pasan media vida a la caza y captura de frases palíndromas, cuanto más largas mejor. Y a veces resulta que tenemos esa frase al alcance de la mano y no caemos en la cuenta de la evidencia. Ya he citado aquí mismo en alguna ocasión anterior una de mi propia cosecha en forma de pregunta al presidente canario que está a punto de ceder su cargo a su inmediato sucesor:

-Adán, ¿somos o no somos nada?

Martín Menis, don Adán, había dicho y repetido que su principal meta como presidente era lograr que los canarios fuéramos o fuésemos más felices. Si lo logró o no es una respuesta que conocemos empíricamente cada uno de nosotros. Yo, si le digo le engaño... (de-leon@ya.com).

Cabeza y cola
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