No es ni fijación ni especial manía hacia un determinado gremio, el Cielo me libre, por más que así lo quieran ver o creer algunos de los “foristas” que se toman la molestia de leer estas líneas y “piropearme” luego al final de la columna, o de los que cogen y llaman directamente al periódico para pedir no sé qué cuentas, pero es lo cierto que el caso de la poca Educación que nos va quedando en Canarias merece especial atención y seguimiento, a fe mía. Nunca tantos cayeron tan bajo, para mi gusto.
El hecho (significativo, vive Dios) de que gran parte de la política o la prensa calle y otorgue la razón a quienes más huérfanos van de la misma no hará que deje de plantearme en público algunas preguntas elementales que me tienen hablando solo. Un suponer: ¿Por qué la oposición política al actual grupo de Gobierno regional integrado por CC y PP (o sea, el PSOE) calla bellacamente ante el evidente chantaje al que están sometiendo los educadores menos educados al propio Ejecutivo regional y, por extensión (pues todos pagaríamos la penúltima multa de sus caprichos), a toda la sociedad canaria?
Es obvio que el mutismo no significa compartir las tesis educativas (ejem...), pero el PSOE, al mirar para otro lado, otorga la razón que no tiene a la mafia sindicalista que confunde el sacrosanto derecho a la huelga con el chantaje a toda una población. Desde las filas socialistas, sólo Jerónimo Saavedra Acevedo, ex presidente del Gobierno, ex ministro y actual alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, que parece estar ya por encima del bien y del mal en la política canaria e intramuros del PSOE, ha dicho las cuatro verdades del barquero y ha señalado que el rey de este conflicto (la mala educación) va desnudo desde hace lustros, y que ya está bien de permitirles más caprichos y más extorsión hacia la misma sociedad que los ha sobrealimentado, vía políticos que se han dejado coaccionar -preferentemente- en vísperas electorales. A propósito, ¿para cuándo una ley que prohíba determinadas huelgas en pleno celo o período electoral?
Es obvio que el mutismo del PSOE canario al respecto del penúltimo episodio extorsionador de los educadores mal educados tiene más que ver con las mezquindades propias de la actividad política y de la marrullería interpartidista que con una posible comprensión psoecialista de tamaña, egoísta e insolidaria postura, que es tan indefendible que hasta un pedagogo, Enrique Bethencourt, en un artículo publicado este sábado en el Diario de Avisos, se ve obligado a recordar algunas obvias evidencias que muchos se niegan a ver. Con respecto a la huelga de hambre de un funcionario público docente, escribe Bethencourt que -cito textualmente- “no estamos hablando de un mileurista, de un parado de larga duración, de un joven sin posibilidad de emanciparse, de una cajera de supermercado o de una madre soltera que sobrevive con 600 euros. No. Es la huelga de hambre de un señor que gana casi 2.000 euros mensuales, que jamás perderá su puesto de trabajo, que disfruta de más de dos meses de vacaciones y de un horario que ya quisiera la mayoría de los mortales; y que inicia un ayuno voluntario para que lo homologuen sin contrapartidas. Debe ser una broma sindical. De lo contrario, sería una desfachatez en esta Canarias con casi un tercio de la población por debajo del umbral de la pobreza y con los salarios privados más bajos de España”.
Lo que no puede ser no puede ser, y además debería ser imposible, como dijo el otro. Mal momento (económico, sobre todo) han elegido algunos para hacer gala de su desfachatez a prueba de cinismo y sangrante sarcasmo.
NOTA AL MARGEN (o no tan al margen): Para quienes han inundado la dirección del correo electrónico que aparece al final de estas líneas preguntando si no me voy a querellar por el corte de pelo asesino que me han colocado a traición los integrantes e intrigantes de El Agitador, la respuesta es obvia: hasta la duda ofende, caballero. (de-leon@ya.com).