martes. 29.04.2025

Lo volvieron a hacer. Indiferentes al ridículo, ajenos al desaliento cuando se trata de acaparar fotos y portadas, los políticos de Lanzarote se encaramaron de nuevo hasta el Cementerio de Haría a hacer como que hacen algo en honor del espíritu manriqueño. Encabezando la representación, Mamá Mela, que no se puso ni colorada cuando dijo que si César Manrique estuviera vivo “hoy sería mi aliado”. No especificó si sólo de ella, del Socialismo o del pacto PIL-PSOE. Así se las gastan los más impúdicos representantes públicos que nos gastamos por aquí abajo. En vida, Manrique no se declaró ni se decantó nunca políticamente. Sí recuerdo que una vez me dijo, a una pregunta que le hice en la radio, que estaba “contra toda clase de nacionalismos”. Y la presidenta prestada del Cabildo era nacionalista hasta anteayer mismito, justo cuando se cayó Mela de la mula camino a Mancha Blanca, vio la luz de la progresía, y a partir de ahí empezó a predicar el nuevo testamento según San Carlos Espino, con la redoblada fe del neoconverso.

Este jueves, 25 de septiembre de 2008, se cumplía otro aniversario del doblemente desgraciado accidente automovilístico que causó la muerte de otro lanzaroteño mucho más conocido internacionalmente que la mayoría de los cientos de conejeros que también han perdido la vida en las carreteras de esta pobre islita rica sin gobierno conocido, las más ensangrentadas de toda Europa, si las estadísticas no mienten. 16 años ya sin el César visionario. Se escribe pronto y fácil. Algo más de tres lustros enteritos y entregados a la desmemoria, aunque desde las instituciones públicas hagan como que hacen algo por respetar ese legado manriqueño que en realidad desprecian y en la práctica ningunean, ora con Yudaya, ora con Algol.

Fíjate no más en el propio y nuevo y requeteampliado Cabildo cojitranco conejero, todo pintadito con los colores típicos de Lanzarote. Buen botón de muestra para otro (mal) ejemplo de los poco ejemplarizantes ejemplares políticos que padecemos, que predican una cosa y hacen justo la contraria, como es triste fama. Te puede parecer un dato meramente anecdótico, de acuerdo, pero en el fondo y en la forma encierra una filosofía que se asemeja a la de Manrique como Mela a una presidenta demócrata y democrática (si lo fuera o fuese no dejaría de invitar a los consejeros de la oposición a los actos de repulsa contra los atentados terroristas en forma de minutos de silencio en donde Mela sólo quiere que la fotografíen a ella y a los suyos).

Los políticos que todavía siguen votando algunos conejeros (principalmente, porque les va algo en el reparto del poder, de forma directa o indirecta) han vuelto este jueves a subir al Cementerio norteño para hacer una suerte de ofrenda foral sobre la tumba manriqueña, cumpliendo así la tradición de ese fúnebre ritual que no termino de entender. Otra vez vemos las mismas fotos de todos los años. Lo de siempre y los de siempre: políticos y más políticos (ergo, no trabajadores) haciendo el paripé floral en Haría. Yo no lo haría, pero mi opinión no vale porque soy refractario a cualquier ceremonial institucional, así la organice Juana o su hermana. Pero es lo cierto que si unos repiten anualmente la farsa, a otros nos obligan a repetir idéntica opinión sobre la misma. Y sigo diciendo al respecto, hoy como ayer, que no termino de entender por qué los lanzaroteños permitimos que sean precisamente los que más daño le están haciendo a la isla los mismos que se apropien del nombre del artista cuyos consejos desoyen a diario.(de-leon@ya.com).

La mula de Mela
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