Sobre el pegajoso y falso debate urbanístico conejero estoy como tú: ni me creo nada ni nada leo ya al respecto desde hace años. Pasando, que es gerundio. Hace tiempo que dejé de creer en películas de buenos y malos, sobre todo cuando los que aparecen en pantalla pública son peores. Claro que hay intereses espurios, pero los hay por ambos lados y todo el rato. Nadie juega limpio en ningún momento esta partida, y todos quieren sacar partido torticero de la misma. Todos van de farol. Todo es falso. Y los más falsos de todos, con diferencia, son los que van de puros o inmaculados y hacen como que juegan limpio y respetan las reglas, pero se olvidan del balón y dejan el campo hecho unos zorros.
En los últimos días se ha recrudecido la farsa en el Cabildo y en los medios que les siguen el juego a unos y a otros. No les hagas ni caso, y mucho menos en vísperas electorales. No te creas de la misa ni media. Es pura puesta en escena. Teatro, y además del malo porque los actores no dan para más y hace lustros que perdieron toda credibilidad.
No te tragues nada de lo que te cuenten los cuentistas cansinos sobre planes de contención, sostenibilidad (con perdón por el horrible palabro bastardo), ordenación del territorio, hojas de ruta y demás huevadas. Leche machanga. Sabes mejor que yo que todo eso es simple o simplona retórica, aumentada y recrudecida siempre en vísperas electorales. No hay posturas de los partidos, hay poses. No hay postura ideológica sino impostura electoralista, como es triste fama. Cada vez que escuches la palabreja sostenibilidad en boca de los bocazas profesionales ponte en guardia: o quieren venderte algo o comprarte el voto.
¿Hay medianeros? Haylos, a fe mía. En la empresa, en la política y en la prensa. Los medianeros mediáticos y mediocres se reproducen a puñados y no disimulan que trabajan para el mejor postor. Hay medianeros en ambos bandos, en efecto, que discrepan en las forman y coinciden en la finalidad: engañar al pueblo (pon al electorado, porque todavía hay gente que vota a esta tropa) con este falso, recurrente e interminable debate sobre el futuro urbanístico, si lo hubiera o hubiese, de esta pobre islita rica sin gobierno conocido.
¿Hay verdaderos intereses ecologistas? Los menos. Es otra excusa, utilizada generalmente por los menos escrupulosos a la hora de dar gato por liebre. También en nombre de la noble causa ecologista han hecho negocio los de siempre, los profesionales de la corrección política. ¿Es necesario que escriba sus tramposas siglas? Las conoces igual que yo. Y son las que más asco te producen porque utilizan el sentimiento popular y las causas más nobles para hacer el más innoble negocio o fraude político. Fíate de todos ellos y no comas.
El negocio redondo que se tienen montado ambos bandos ficticiamente enfrentados en esta farsa se cuenta y no se cree. Todo es impostura, como queda dicho. Puro artificio semántico. Y muchos hombres y mujeres (y mujeras) todavía comulgan con esa atragantadora rueda de molino, y convierten en voto lo que sólo debería terminar en vómito.
Como cuando lo de la moratoria que vino demorada, asistimos a la enésima escenificación de otro paripé que nos regala la encanallada política insular, luego de los otras sonadas farsas en torno al imposible turismo sostenible y otros recurrentes anzuelos electorales que siempre acaban tragándose los más incautos. Ahí tienes lo de la citada y bastarda sostenibilidad, ese mantra mentiroso que repiten como loros políticos de todos los colores y pelotas de aquéllos para engañar y engañarse a sí mismos. Creen que con pronunciar hasta el cansancio el sacrosanto palabro se purifican. “Sepulcros blanqueados”, como dijo Jesucristo en el Evangelio de San Mateo en hablando de los fariseos. Y para fariseos, los de aquí y ahora. Esos que se presentan casi todos a las elecciones, porque la única y verdadera sostenibilidad es la que los sostiene a ellos viviendo del cuento democrático. (miguelangeldeleon@gmail.com).