Después de la “Crónica de una violación” publicada aquí el pasado martes, hago hoy la crónica de una bronca: la que me ha echado por tierra, mar y aire (correo electrónico, foro digital de este periódico y tirón de orejas a viva voz en la radio), la compañera de esta casa y sin embargo sufrida lectora de esta columna, Laura San José, que hace honor a su apellido ante tal derroche de paciencia y comprensión, que otros entenderían como enfermizo masoquismo, hacia este servidor tan poco servicial. No suelo contestar a los que me contestan en la edición digital de este único diario impreso lanzaroteño, porque una vez que queda reflejada mi opinión, quienes la leen o la sufren tienen todo el derecho a manifestar la suya, sea favorable, contraria... e incluso insultante, que hay que estar tanto para las verdes como para las maduras porque también eso va en el sueldo. Hago hoy la excepción a esa regla por el simple hecho de que la que se ha sentido aludida y hasta ofendida (qué exageradas son las escorpionas, vive Dios) no ha hecho uso del anonimato y sólo le ha faltado publicar su queja en el BOE.
Pone la ofendidísima compañera tanto empeño en que pida perdón que lo haré, aunque sólo sea para que pare la rociada y de forma cuasi vicaria o por delegación, pues al fin y al fallo sólo me hice eco del correo electrónico previo que me enviaba otra lectora, donde contaba su triste historia (“histeria”, a juicio de Laura). Pero es mentira eso que deja caer la señora San José de que no tengo por costumbre disculparme públicamente cuando me he equivocado de forma igualmente pública y publicada. No se me caen los anillos que no uso por excusarme cuando hay motivos para ello, e incluso cuando no habiéndolos haya podido herir, aun sin pretenderlo, la finísima sensibilidad gremial de la locuaz, lúcida y lucida locutora. Un suponer: años atrás, cuando todos los consejeros del Cabildo se reunieron en pleno para decidir si se querellaban o no contra este mismo y torpe juntaletras por haber atentado contra el honor (¿?) de la primera y principal corporación lanzaroteña al haberla llamado en un artículo “Cabildo puti-club”, pedí público perdón en esta misma sección... a las prostitutas, claro, por haberlas metido en semejante comparanza.
Hago extensivas las mil y una disculpas a todas y cada una de esas sufridas entrevistadoras a pie de calle, que es obvio que cumplen órdenes superiores (y sabemos que hay superiores cuya supuesta superioridad sólo es nominal). Todo eso a pesar de que alguna de esas redactoras me contaba el día de autos (fecha de la publicación del artículo de marras) que me había quedado corto, visto lo que a veces se ve por ahí. Garbanzos negros hay en todas partes, como es triste fama. Yo me tropecé con uno de ellos que llevaba falda y micrófono, más el cámara incorporado, que me hizo la trascendental pregunta sin anestesia previa ni nada:
-¿Qué es lo primero que usted mira en una mujer?
-Lo que tengo más cerca...
-¿...?
-Eso mismo que está usted pensando.
-¡Machista! Corta, corta esto...
Total, que respondes a la pregunta tonta con otra tontería y todavía va la de la planicie pectoral y se te mosquea. Pero he visto también, entre atónito, anonadado y aturdido por la desfachatez, a auténticos botarates y supuestos graciosos intentando tomarle el pelo (cuando no burlándose directamente) a anónimos ciudadanos y a personas mayores, y mientras el cámara graba la escena el otro les hace burleteras cucamonas o regañizas a sus espaldas. Eso aquí, en Lanzarote, donde la mayoría de los profesionales son serios, como queda dicho. Pero a los tres o cuatro que hacen el tonto, ¿no hay que pararles los pies por mero gremialismo o por un mal entendido corporativismo?
NOTA AL MARGEN: La ofendida Laura me repite siempre, con una malicia femenina digna de mejor causa, eso de que ambos nacimos el mismo día (7) y el mismo mes (noviembre), “pero no el mismo año”. Y nunca he visto que me haya pedido el perdón que ahora casi me exige, la muy pérfida, a pesar de que con ese comentario le puede hacer creer a la gente que es tan joven como yo. Más quisiera ella... (de-leon@ya.com).