No digas que no te lo dije ni que no te lo avisé. Aquí mismo te adelantaba a mediados de mes, justo en la columna anterior titulada explícitamente “El día 25 se mantendrá la imputación del que no sabía delinquir”, que la juez resolvería este miércoles 25 de julio precisamente eso: mantener la imputación, luego de varias horas tomándole declaración, al todavía concejal de Hacienda (precisamente de Hacienda, no de Festejos y Voladores, aunque todo se andará) y teniente de alcalde del Ayuntamiento de la caos-pital conejera, el psoecialista proveniente del PIL (¡caca, eso no de dice!), José Montelongo, imputado en el Caso Montecarlo (muchos montes en llamas).
Todo eso a pesar de los movimientos orquestales en la oscuridad que en las últimas fechas desplegó el partido que mejor maneja la cosa judicial y (des)informativa, como es triste fama. ¿Por qué crees que han trascendido tan pocos datos sobre la imputación de “uno de los nuestros”? Puedes imaginarte fácilmente la que se habría montado de haber afectado la misma acusación a miembros o “miembras” de otras siglas distintas a las del PSOE, ese partido desnortado donde han cambiado el rostro adusto de la secta por una sonrisa y una falda, que repite el mismo infralenguaje catatónico del todos/todas (al carajo el epiceno y la economía de lenguaje), y cae en la misma manía de condenar a extraños inocentes y perdonar a propios culpables… o como mínimo imputados hasta las cejas, como el mentado Montelongo o el tal Espino, Supermán o Super Pío-Pío canarión contra el Cambio Climático que se ha vuelto a quedar sin trabajo pero no sin sueldo –que le pagamos tú y yo para que se burle en nuestra cara-, que tendría que estar luchando contra el deshielo en Groenlandia y sin embargo se encuentra casualmente en su tiempo de ocio (24 horas al día) en Las Palmas (total, apenas más de 300.000 almas), con acusadores que se trocan en defensores en menos de lo que canta Montelongo, el colaborador de la Justicia. Hasta Astrid Pérez se ha tragado la bola del cambio en el PSOE conejero y anda felicitando por las redes sociales a la nueva secretaria general “porque es mujer, como yo”, sin caer en la cuenta elemental de que hacer hincapié en esa obviedad es síntoma del más rancio machismo que vieron los siglos. Ah, pero es que la maldita corrección política también afecta a los “pepones”, que hablan igual de mal (de escribir ni te cuento) que sus teóricos rivales políticos y se pasan el rato con sus compañeros y compañeras, o sus concejales y concejalas, que es disparate similar al de diferenciar al animal de la “animala”, por más y por mucho que la vendida Academia de la Lengua acepte o dé validez a tamañas simplonadas.
Pese a los bienintencionados avisos de algunos compañeros que me advertían del riesgo de colocar el mencionado título de la anterior columna, más propio del periodismo de información que el de opinión, y pese a las habituales amenazas anónimas y cobardes (con perdón por la redundancia) que me llegaban de la secta (“Te vas a tener que tragar tus palabras”; fíjate qué miedo, tanto daño me hagan los gallinas como miedo les tengo), ese titular tan contundente no era un pálpito personal (mucho menos un deseo) ni hablaba a tontas y a locas sino con el conocimiento previo de fuentes más que fidedignas y fiables de la gravedad de esa imputación, dadas las no menos graves acusaciones que me consta que existen contra el imputado que no sabía delinquir, según la graciosa (en el más amplio sentido de la palabra) nota de prensa y de respaldo ciego (y tan ciego) de lo que va quedando del PSOE en Lanzarote, que vuelve a utilizar la vieja táctica lampedusiana de cambiarlo todo (incluso un secretario general por una secretaria general, fíjate qué pedazo de avance ideológico y formal), para que todo siga igual… de mal, pues detrás, en las sombras, continuarán moviendo los hilos los dos de siempre. Los que quieran creer lo contrario están en su derecho (el autoengaño es libre), pero pronto volveremos a verle la patita al lobo por debajo de la piel de la nívea oveja.
No más salir este miércoles el muchacho que no sabía delinquir de su declaración de varias horas ante la Justicia, volvió a repetir el mantra que le sugirieron los amos de la secta, aunque sea un insulto a la inteligencia de esos mismos periodistas que el PSOE quiere convertir en simples o simplones publicistas de su catecismo de risa. O sea, que él había estado unas horas en los juzgados para “colaborar con la Justicia”… sin mencionar el pequeño/gran detalle que habla de su condición de imputado (“sujeto de una incriminación penal. Ésta existe desde que recaen sobre una persona sospechas acerca de la realización de un hecho con caracteres de delito”, como escribe el catedrático Teodoro González Ballesteros en su Diccionario Jurídico, de obligada lectura en estas fechas de perdición y corruptelas mil). Aparte de creerse más listos que los demás, los amos de la secta nos toman a los demás por tontos… y a veces con razón, sobre todo cuando encima los apoyamos en las urnas mientras se siguen riendo de todo y de todos (y todas) todo el rato.
También te avisé la pasada semana aquí mismo de que, como se ha demostrado en las últimas horas, el Caso Montecarlo tiene conexiones con el mucho más afamado Caso Unión, pues en ambos coinciden o se cruzan algunos de los trincones. Pero no quedan ahí todas las sorpresas que nos han de deparar tanto el Unión (donde veremos cazadores cazados, o lobos que fueron a por lana que saldrán trasquilados) y el flamante Montecarlo. Aunque me mando a mudar unas semanas fuera de esta pobre islita rica sin gobierno conocido, ya te adelanto desde ahora que no vas a tener tiempo para aburrirte en los próximos días y sin la necesidad de ir a los mal llamados “sangineles” ni la necedad de estar de romería en romería rutinaria. Te lo digo otra vez de antemano, a ti que sabes que el que avisa no es traidor sino avisador.