martes. 29.04.2025

Por Miguel Ángel de León

Se cumplía la pasada semana el primer año de la muerte de José Saramago. Con motivo de ese aniversario, en Digital Plus emitían el sábado la película documental “José y Pilar”: película cuando habla ella (toda una actriz interpretando a la perfección un papel) y documental cuando habla el escritor, que aparece tal cual, sin mayores artificios. Hay un momento impagable en la cinta, a mi juicio, cuando el viejo portugués y la feminista militante (del PSOE) acuden a la casa del también psoecialista Manuel Medina. Hablan sobre las pasadas elecciones gringas. Ella, que siempre lleva la voz cantante y que no se calla ni bajo el agua, como es triste fama, apuesta por Hillary Clinton en lugar de Barack Obama. ¿Sus razones de peso? Que Hillary es mujer. ¿Te parece una tontería? A Saramago también, y se lo dice delante de Manolo, su mujer, la bellísima hija de ésta y los que están filmando: “Tú no sabes nada”. Ella le replica: “Sé bastante”. Y el Premio Nobel recalca varias veces la evidencia: “Pilar, no sabes nada”. La feminista radical insiste: “Sé bastante de política”. Y su enfermo marido sentencia, ya con cansancio y algo de cabreo: “No sabes naaaaaada, Pilar”.

En las dos horas largas de documental queda más que claro qué es lo que sabe y lo que ignora absolutamente la mujer que cree haber oído las campanas de la izquierda pero no tiene ni idea de dónde está exactamente el campanario del progresismo verdadero y no impostado (les pasa a muchas y a muchos, no es ella la única, dicho sea en su descargo). ¿El resto de la película? Bien, gracias. Entiendo que le sobran algunas cosas (y más en concreto alguna, en singular), pero se deja ver, como decían los clásicos de la crítica cinematográfica.

Lo dejábamos escrito por aquí mismo a poco de muerto el Pemio Nobel vecino de Lanzarote, en un artículo titulado “Saramago y los buitres”, donde vaticinaba no más que lo que hasta un ciego veía venir de antemano: “Pasada ya la primera oleada del periodismo necrológico o necrófilo sobre la muerte de Saramago, la perspectiva de los días hace todavía más obscena la imagen de los políticos revoloteando como buitres sobre el cadáver del escritor. Están también los mitómanos, los que tratan a los pensadores como si fueran futbolistas o cantantes. Sé de alguno que tiene fotos con todos los grandes escritores que han pasado por Lanzarote, aunque no ha leído a ninguno”.

¿Recuerdan que Saramago llegó a hablar de “la segunda muerte de César Manrique”? Pues tengo para mí que estamos asistiendo ya a esa otra segunda muerte del propio Saramago, de la que muchos (y muchas) esperan sacar muy buena tajada, no precisamente cultural. Y además no lo disimulan ni se cortan un pelo. De hecho, alguien aprovechó la presentación de la aludida película en la sede de la Fundación José Saramago, en Tías, para anunciar que ésta se abriría poco después al público, previo pago de unos eurillos (ejem…), con el nombre de A Casa (A Caja la rebautizó al momento algún malcriado que casualmente se llama igual que quien esto firma), mientras dejaba caer una descaradísima advertencia (La Provincia, 30-1-2011): “Si la sociedad canaria se inhibe porque está pensando en otras cosas y considera de forma clara y rotunda que abrir al público la casa y fundación de José no es un valor, a lo mejor no vale la pena hacerlo. No impondré nada, pero estaré atenta a lo que demanda la sociedad y si ésta quiere más sol y playa”. Este huevo ya estaba queriendo mucha sal, para mi gusto.

¿Le estaba hablando aquella dicharachera mujer a la sociedad canaria en general o a los políticos en particular, para que apoquinaran o apoquinasen dinero público? ¿Y a qué venía ese tono paternalista y de perdonavidas, típico del godo sobrado o de lo que por aquí abajo llamamos popularmente como el enterado de la caja del agua? ¿Se venden ya allí machanguitos a propios y extraños? Insito, ¡pobre Saramago, toda la vida renegando del mercado para acabar convertido en simple mercancía!

Volviendo a la película documental que ahora reponen en Digital Plus, queda igualmente claro que se puede convivir durante muchos años junto a un gran escritor y pensador y terminar sin entender nada de su obra ni de su pensamiento.

(miguelangeldeleon@gmail.com)

“Tú no sabes nada, Pilar”
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