Fotos: Anabel Navarro
Dos amigos que estaban casualmente cerca del sitio de los hechos, una noche de noviembre de 2005, testificaron este martes que vieron cuando un joven -sin identificarlo- le propinaba una patada a un “señor de color”, reducido en el piso boca abajo y con la cara en dirección al lado izquierdo, mientras otro sujeto lo mantenía inmovilizado con una pierna en la espalda cerca de bar El Linde de Arrecife. Manuel y José Domingo fueron dos de las quince personas, incluida la víctima, que testificaron en el juicio que se le sigue a dos policías nacionales (Javier y Juan Carlos) acusados por la Fiscalía de presuntos delitos de detención ilegal, contra la integridad moral, falsedad en documento oficial y falta de lesiones, por los cuales solicita a la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas ocho años de prisión para cada uno de los dos funcionarios acusados por el caso en mención. Ambos estaban de paisanos sin prestar servicio la noche de los acontecimientos. La continuidad del juicio está prevista el miércoles a las 9:30 horas.
La versión de Javier, el policía señalado por la víctima de haberle propinado una patada en la cara, apunta a que una persona de color (George), que venía acompañada de una chica, le abordó, en las inmediaciones del bar El Linde, insultándolo y amenazándole ante su total sorpresa porque no le conocía de nada. Según su relato, Juan Carlos (el otro acusado) salió con posterioridad del bar y le ayudó a rededucir a George. “Temí por mi integridad física”, dijo Javier, quien sostuvo que ambos se fueron al suelo forcejeando hasta que llegó el otro policía. El funcionario aseguró que George le gritaba “poli de mierda”, entre otros insultos. “Me reconoció como policía y no sé si me estaba esperando”, agregó. En todo caso, el acusado negó con rotundidad que le hubiera propinado una patada a la víctima. Una vez reducido, según dijo, a George se le informó que estaba detenido y se le trasladó a la Comisaría. En el momento de la detención se habían personado en el lugar de los hechos policías nacionales y locales en servicio. Javier afirmó que en el lugar le recitó verbalmente a George sus derechos. Por su parte, el otro acusado, a quien George culpa de darle un manotón ya estando en Comisaría al tiempo de llamarlo “mono de mierda”, señaló que ayudó a su compañero porque le dio la impresión que en el forcejeo “Javier estaba perdiendo”. “Me caí al suelo con los dos y luego logré ponerme de pie”, añadió Juan Carlos, quien dijo haberse identificado como policía. El relato de ambos acusados dice que un Policía Local facilitó las esposas para mantener inmovilizado a George.
Versión contraria
Sin embargo, la versión de la víctima, de un compañero de trabajo (Mousa) que estaba con George, que supuestamente también sufrió un intento de agresión, y la de los dos testigos que dijeron haber visto la patada es totalmente contraria a la de los acusados. Según George, Mousa y él, que tienen domicilio en Fuerteventura, estaban trabajando en La Santa el día de los hechos y después de terminar la jornada laboral decidieron trasladarse a Arrecife a cenar. Lo hicieron en un restaurante chino, subraya George en un castellano entendible, y cuando se disponían a buscar el coche para regresar a La Santa observaron una discusión entre tres personas, los dos policías acusados y una tercera que tenía aspecto de “yonki”. George relató que simplemente se detuvieron a mirar y de inmediato Javier se le acercó preguntándole “¿Qué, qué vende”. Según George, empezó a empujarlo hasta llevarlo al suelo con ayuda del otro acusado y le propinó una patada en el ojo. La víctima señaló con seguridad en el juicio a Javier como autor de la agresión. En el momento de hacerlo lloró ante el tribunal. “No sabía que eran policías y todavía no creo que lo sean”, dijo visiblemente conmocionado. Mousa señaló en su testimonio que mientras Javier forcejeaba con George, Juan Carlos intentó perseguirlo pero fue más rápido corriendo y no pudo alcanzarlo. El testigo Manuel, abogado de profesión, dijo que le pareció “irregular” la actuación de los dos jóvenes (policías) y que en ningún momento vio que se identificaran ante George como policías. Los dos policías locales que testificaron, aunque no vieron la agresión, confirmaron que era notoria la sangre que corría por la cara de George.
“Mono de mierda”
Ya en Comisaría, relató George, le mostraron un papel con sus derechos pero no pudo leerlo por la afección en el ojo producto del golpe. George dijo además que cuando los acusados le leían sus derechos pareciera que las palabras no correspondían al texto plasmado en el papel “porque sus compañeros se reían”. George aseguró que Juan Carlos le pegó por la cabeza en Comisaría al tiempo que le llamó “mono de mierda”. “Ningún puto negro de mierda me ha hecho lo que tú mes ha hecho”, recalcó Juan Carlos de acuerdo a la versión entregada por George al tribunal.
¿Procedimiento adecuado?
Una de las dudas que planteó el Ministerio Fiscal es si los acusados tanto en el lugar de los hechos como en Comisaría siguieron a rajatabla el procedimiento habitual de una detención. Uno de los policías llamados a testificar, que también estaba en el bar el día de los hechos, dijo que permaneciendo aún en el interior del bar recibió una llamada de Javier, que estaba en el exterior, informándole notoriamente alterado del altercado que estaba sucediendo muy cerca de allí. “Yo vi a Javier muy agresivo y le dije al señor de color que corriera”, desveló el testigo, policía en prácticas que al parecer mostró su placa que lo acredita como funcionario. Cabe destacar que la magistrada llamó la atención a varios testigos sobre todo por las contradicciones o falta de memoria en los hechos que sucedieron en el interior de la Comisaría una vez que George fue trasladado hasta ese recinto.