martes. 22.04.2025

Las guerras tradicionales ya no existen como tales ahora; se está librando una guerra a nivel mundial contra un enemigo diminuto y cada país quiere ganar su batalla. Nadie sabe cómo empezó a ciencia cierta, pero todos se aventuran a lanzar sus hipótesis, más o menos contrastadas. Pero todos se equivocan, ya que no empezó, sino que estuvo siempre presente desde el inicio de la vida en la tierra.

La actual lucha trata de salvar el mayor número de vidas posibles, mientras se investiga para obtener una vacuna que pueda parar esta pandemia, como hizo otras veces. Los soldados tradicionales con armas convencionales no sirven para librar estas batalla; los soldados ahora son defensores y nunca atacantes, ahora se necesitan científicos, investigadores, sanitarios y también, cómo no, las fuerzas de seguridad que en cada país puedan mantener su orden establecido mientras dure la pandemia.

Las batallas las libran en primera línea los sanitarios, científicos e investigadores, contra el virus en cada país, pero entre los distintos países se está librando una guerra económica para establecer qué país o países se quedan como primeras potencias económicas cuando se haya podido contener el virus.

En la batalla de los países por su predominio subyace esa guerra económica por lo que nos encontramos un escenario en el que coexisten varias guerras superpuestas, una biológica contra el Sars-CoV2, causante de la pandemia, y que algunos, por poco que hayan leído, achacan a un accidente, otros a un acto deliberado y los menos a una zoonosis natural.

Y por los métodos de lucha contra esta pandemia a nivel global y por cada país a nivel particular, se está disputando una lucha social, por la pobreza añadida hacia la que nos deriva esta pandemia.

A estas luchas biológicas, económicas y sociales hay que añadir una guerra mediática de desinformación que contribuye a aumentar la incertidumbre causada por las otras guerras. Con lo que nos enfrentamos como ciudadanos no a una guerra sino a cinco guerras diferentes en un mismo escenario, como son: guerra biológica, guerra económica, guerra social, guerra mediática y, cómo no, a la ciberguerra.

Pero en el fondo es como en todas las guerras, hay muertos, heridos, pobreza, enemigos, traidores y vencedores.

Y en este momento concreto, a mitad de la sexta semana de confinamiento, sigue la incertidumbre de dónde, por qué, quién, y cuándo sucedió, y sobre todo, cuándo acabará y si el fin será mejor para toda la humanidad.

Es más de una guerra
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