martes. 22.04.2025

Dejamos escrito en el anterior confidencial que dedicaríamos un poco de tiempo a hablar de los entresijos de la batalla intestina que se ha organizado en Coalición Canaria (CC) para mantener, recuperar o alcanzar el poder de la organización política que más y menos cuenta en estos momentos en el Archipiélago. Lo prometido es deuda. Antes de contar al despierto lector lo que esperamos que no sepa advertimos, porque sólo presumimos de lo que sabemos y no de lo que se supone que deberíamos saber, que la indisciplina de Ana Oramas en Madrid descuadró en parte la información que manejábamos sobre el presente y el futuro del nacionalismo en las Islas. Sólo en parte, porque con el discurrir de los días y de los acontecimientos todo ha cambiado de nuevo.

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Lo importante de esta historia es que CC aspira a convertirse no sólo en la formación política que tiene más peso en casi todas las islas, con fuerza especial en lugares como Tenerife, Lanzarote o Fuerteventura, sino que además quiere volver a ser una formación con la que se pueda pactar. Cualquiera con un mínimo de objetividad dentro de la organización entiende que les ha venido bien esta travesía por el desierto para aprender muchas cosas, entre otras que no se podía dar por hecho que ocurriera lo que ocurriera en las elecciones ellos siempre iban a gobernar y además ocupando la presidencia del Gobierno autonómico. La purga, además, ha servido para diferenciar entre los que realmente creen en el proyecto y los que simplemente se arrimaron a él en busca de prebendas de cualquier tipo. Casos han saltado en todas las islas, algunos tan sonados como la bofetada que les han dado los representantes de San Borondón en el Cabildo de Lanzarote y en el Ayuntamiento de Arrecife. Ahora bien, los que saben de esto creen que la jugada de San Borondón ni es definitiva ni va a terminar como en principio se había planeado. El inesperado giro de Jerónimo Robayna, ordenando a Juan Manuel Sosa que diera marcha atrás a aquello que habían pactado en secreto con los socialistas María Dolores Corujo y Carlos Espino, ha demostrado una vez más que en la política de Lanzarote todo es posible. Por eso, les contamos que un día sí y otro también algunos ociosos y otros que no lo son tanto están hablando de cambios, de mociones de censura aquí y allá. ¡Alguno hasta estaría dispuesto a convertir a Sosa en presidente si fuera necesario! Es el camino habitual hacia la inestabilidad, un camino por el que dicen que no transita el Partido Popular (PP). Los que dicen eso se equivocan. Los populares conocen las maniobras que están haciendo los unos y los otros. El problema que tienen es el margen de maniobra que les han dejado, que es escaso. De momento, mientras amagan con el diseño en la sombra de la moción de censura en Arrecife, ellos también tienen sus propios planes. Es recomendable, y así se lo están comunicando a quien corresponde, que no revuelvan demasiado el charco ahora que las aguas de momento parece que están claras. El efecto rebote y los daños colaterales a veces son impredecibles.

Cambios en la coalición

En CC, insistimos, están dispuestos a enmendar la plana y a convertirse esta vez sí en eso que siempre han querido ser, el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Aunque el éxito local volvió a ser evidente en los últimos comicios locales y nacionales, los nacionalistas parecen haber entendido que la consolidación pasa también por convencer de una vez al complejo electorado de las Islas de que un grupo fuerte en Madrid es terriblemente importante para los intereses de todos. Que votar al PP, al Partido Socialista (PSOE), a VOX, a Ciudadanos o a Podemos no te garantiza una negociación de ventaja frente a las comunidades autónomas que sí que cuentan en la verdadera suma de mayorías. En eso están. Así, nos cuentan que de cara al congreso sobre el que es imposible poner fecha con la que está cayendo algo que parece que va a quedar claro es que el puesto de secretario general volverá a estar separado del puesto de candidato a la presidencia del Gobierno. Vamos, que el que sustituya a José Miguel Barragán no podrá sustituir a Fernando Clavijo. De ahí que no nos cuadre mucho la información que nos llegó hace mucho tiempo sobre el deseo de Fernando Clavijo de ocupar el puesto que en teoría le cerraría la puerta de par en par a ser candidato a la Presidencia del Gobierno autónomo, puerta que para muchos se cerró cuando fue incapaz de hallar los números para que no les desalojaran del nuevo Ejecutivo y cuando decidió ocupar la plaza de senador por la Comunidad Autónoma para escapar de los juzgados de las Islas. En lo personal la jugada le salió bien. Es lamentable decirlo, pero huir de lo que pasa en la justicia local a veces es la única garantía de que se imparta verdadera justicia. El Supremo ha desmontado todos los argumentos de los críticos que tiene dentro y fuera del partido. Los de fuera ahora van a por el “Caso Reparos”, en un lamentable intento, en el que participan todos los medios de comunicación afectados por la gestión de Clavijo en la Comunidad Autónoma y despechados por el no contrato de la Radiotelevisión Canaria, de volver a hundir sus opciones internas y externas. Tratan de acabar con él sea como sea, utilizando los métodos que sean. El fin para esta gente que en algunos casos se autodefine como prensa, justifica los medios. Tremendo. Oficialmente nadie se ha postulado para nada en CC, insistimos. Es lógico; todavía queda mucho tiempo. Es más, todo el que se postula en este tipo de inventos precongresuales termina mal. Pero lo de Clavijo está claro. Alguien con el peso de Marcial Morales lo ha dicho claro esta semana en Crónicas Radio-COPE Lanzarote, el ahora senador es la principal opción que tienen para ocupar la Secretaría General del partido. Cuanto más leña le den sus enemigos, más fuerza va a coger este argumento extendido en la organización incluso antes de que se supiera lo que iba a hacer el Supremo con el “Caso Grúas”.

Aunque nadie da el paso, lo cierto es que sabemos que hay deseos de que el cambio sea evidente y percibido tanto por la sociedad como por los adversarios políticos. De ahí que hayan llegado numerosas ofertas para personas de islas como Lanzarote para que se lancen al ruedo. No lo han hecho, y no lo van a hacer: los que realmente quieren el puesto, esperarán hasta el último momento, y los que no lo quieren, no se van a convertir en conejillo de indias para satisfacer las ansias de estrategia de los que casi siempre suelen enredar.

Ofertas para gente de Lanzarote hay. No escapa a nadie que sigue siendo una isla en la que CC pinta mucho. Es cierto que perdieron el poder en Arrecife y en el Cabildo por no analizar con frialdad los resultados y por equivocarse en la negociación con el Partido Popular (PP). Parece que algunos han aprendido la lección, de ahí que exista el constante runrún dentro de la organización de que las muchas ofertas que han lanzado tanto a populares como a socialistas podrían tener sus frutos. Pero ofertas hay también no sólo para dirigir el partido sino para liderar incluso la plancha con la que se presenten los nacionalistas canarios en las Islas, y en casi todas las quinielas aparece el nombre del alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort.

 A pesar de la situación de ventaja y del mutismo que está mostrando de último, nos consta que Betancort está centrado en otras cosas. Es cierto que dijo en nuestra emisora de radio en su día que es ambicioso en política y que le gustaría algún día ser el presidente de todos los canarios, pero también parece cierto que entre sus planes a corto plazo no figura semejante cosa. Lo que sí que figura, porque también lo ha dicho públicamente, es tratar de convertirse algún día en cabeza de lista al Cabildo de Lanzarote, como también figura el conseguir que su municipio y su Comité Local, el de Teguise, lideren el cambio dentro de la organización en el congreso insular que se celebrará después del nacional, una vez que se ha desechado la sensata propuesta que partió de Fuerteventura de que se celebrasen primero los insulares aprovechando lo que ha sucedido con el coronavirus.

Pero Oswaldo Betancort, insistimos, suena y mucho para la gente que verdaderamente manda en CC. El estar ahora en Tenerife como parlamentario, el haber reeditado una mayoría absoluta en tiempos tan complejos y en un Ayuntamiento tan importante, le ha hecho subir como la espuma. Como lo vuelve a hacer su amiga Ana Oramas, con quien tiene, nos consta, una relación excelente. Oramas es sin duda la política canaria más conocida en todo el país, la mejor valorada y la más querida incluso por los que no son nacionalistas. Su forma de decir las cosas llega y cala. De ahí que a los que piensan dentro del partido no les parezca una mala idea, por muy veterana que sea la compañera y por muchas batallas en las que ha estado metida, por mucha edad que tenga cuando lleguen los próximos comicios locales, pensar en ella como candidata a la Presidencia del Ejecutivo autonómico. ¿Sería una persona de consenso, es del agrado de todas las islas, tendría el apoyo que se requiere para un reto de estas características, es la persona adecuada para recuperar el poder? Los que piensan y mandan, que por suerte se comunican con medios independientes como el nuestro, consideran que sí.

La partida todavía está en el aire, pero por ahí van los tiros. La segunda parte de esta historia está relacionada con la verdadera unidad del nacionalismo canario. ¿Interesa realmente o los números hablan de otra estrategia ya pactada para el futuro? Lo contamos en el siguiente capítulo. 

Coalición y la madre de todas sus batallas
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