La gente tiene una lengua que pa qué... Pues no nos han venido ahora con un nuevo cuento de Molu, este político que no sale de un charco para meterse en otro. La última que ha hecho tiene que ver con su habitual incontinencia verbal y con su habilidad para ir de un lado a otro con discursos distintos. Es tan complicado el papel que juega, que nos aseguran que el otro día metió la pata hasta el fondo y más allá. Lo curioso es que la metedura de pata fue con alguien de su partido, alguien muy importante, que nos ha garantizado que dentro de unos días le van a poner en su sitio, firme y más tieso que un palo. Lo malo es que otros le auparon en su día a los altares y ahora no se bajan del burro para echarlo de ahí. Dicen que si la imagen del partido, que si patatín, que si patatán... Si de nosotros dependiera, que no depende, ya le habríamos dado la patada en el trasero, porque dentro de la política es de lo peor, que ya es decir teniendo en cuenta la fauna con la que nos enfrentamos cada día.
