miércoles. 30.04.2025

Raro, raro, raro... ¿Se acuerdan? Es lo que decía Papuchi, el padre de Julio Iglesias, cuando le preguntaban por cosas que no terminaba de entender. Eso es más o menos lo que tenemos que aplicar nosotros ahora al cuento del tercer grado concedido y desconcedido a Dimas Martín. Nuestros lectores de la edición digital, www.cronicasdelanzarote.es, fueron los primeros en enterarse de la satisfacción que había producido en el seno de la familia del Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) el saber que su líder por fin podría abandonar la prisión de Tahíche. Fue el propio implicado el que informó a su familia de que le habían concedido el tercer grado, medida con la que cualquier preso sólo está obligado a acudir a la cárcel a dormir, lo que a nuestro juicio no deja de ser una bobería, porque para ir a dormir lo mejor es que durmiera en su casa y se estableciera otro tipo de vigilancia. Pero, en fin, ese es otro tema. El que nos interesa es que todo era alegría y regocijo en el PIL; incluso los oyentes de la 95.8 pudieron escuchar en directo a Agustín Acosta y a Fabián Martín hablando del asunto a primera hora de la mañana, como los telespectadores de Canal (L) pudieron ver la entrevista que mantuvo la esposa del líder de los independientes, Elena Martín, con nuestro compañero Paco Robayna. Nada hacía presagiar el extraño desenlace. De pronto, alguien comunicó que donde se había dicho “digo” en realidad era “Diego”, y que al menos “de momento” no se concedía la gracia al condenado. Se podrán imaginar nuestros lectores el tremendo desconcierto que se produjo en el PIL y fuera de él. Poca gente encontraba explicación a lo sucedido, cuando, además, en la misma prisión de Tahíche habían confirmado a este diario que estaban a la espera de que la comunicación hecha por fax el jueves llegara por escrito y por los conductos oficiales el viernes. Raro, raro, raro... Que cada uno piense lo que quiera, pero desde luego esta historia, nuevamente con Dimas Martín de protagonista, va a dar mucho de que hablar, y no precisamente bien. Hay gente que se pregunta si no se está utilizando a esta persona para los juegos políticos de los unos y los otros, si no se creyó conveniente que estuviera fuera de prisión precisamente este fin de semana... En fin, tendremos que esperar para conocer el desenlace, aunque no nos parece ni lógico ni humano que se le haga a una persona pensar que va a poder abandonar el suplicio que supone estar encerrado entre rejas para luego inmediatamente decir que no. Insistimos, raro, raro, raro...

RARO, RARO, RARO...
Comentarios