miércoles. 30.04.2025

Ahora que ya han pasado las pesadas elecciones loca-les podemos decirlo abiertamente: las entrevistas televisivas a políticos en plena campaña electoral no interesan a (casi) nadie... aparte, claro, del propio político entrevistado, a algunos familiares de éste (no todos) y a feligresía egoístamente interesada más en el enchufe de turno que en el ideario, si lo hubiera o hubiese. Algunos debates pueden tener un pase, pero la entrevista (en muchos casos pactada y pagada, con lo que eso canta) al candidato en pleno celo electoral, que disparata más que nunca y miente más de lo habitual, es el mejor espanta-espectadores que se conoce, si se me permite el palabro o neologismo.

Está feo que lo diga o escriba alguien que también se ha dedicado en ocasiones a darles cancha y micrófono a los actores de la política, pero la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. Y además lo ha dejado escrito también alguien que tiene experiencia como candidato y como entrevistado, al alimón: Joaquín Leguina, diputado a la sazón del PSOE por Madrid. Él lanzaba un bienintencionado aviso a navegantes en las páginas del diario ABC el mismo día que se iniciaba la campaña electoral de marras, haciendo referencia a los peligrosos asesores de los políticos, “unos individuos que son, generalmente, amantes de la publicidad y enemigos de las ideas y de la política”.

En referencia a los debates televisivos, estos son algunos de los atinados y mordaces consejos que Leguina les regalaba a sus colegas: “La gente no ve los debates políticos porque les guste la política, sino porque les gusta la televisión. No se ande, pues, con argumentos complejos. ¡Simplifique! No intente convencer a su contrincante, éste nunca le va a dar la razón. Por su parte, usted no debe contestar las preguntas que le hagan ni su contrincante, ni el presentador... ni nadie. Sólo debe usted discutir de lo indiscutible. Por lo tanto, el mejor mensaje es la tautología: dos es igual a dos. No intente explicar por qué dos más dos son cuatro. Un debate lo gana quien consigue que se hable de lo que a él le interesa. Nunca se enfrente al moderador. Los espectadores siempre se identifican con él. Sosiego y humor: no se crispe. Usted está en el salón-comedor del votante: no le amargue la cena. Tenga en cuenta que a la confianza sólo se llega a través del optimismo. No gaste toda la munición en los primeros escarceos, aguante, que el debate puede ser largo”.

Y un último aviso de Leguina, esta vez para los sufridos espectadores: “Prepárese para asistir a diálogos políticos al estilo de aquel renombrado:

-¿Adónde vas?

-Manzanas traigo”.

Con respecto a la televisión, aparte de la sobada frase del gran Groucho, que no vamos a repetir una vez más, también dijo una gran verdad el director de cine italiano Federico Fellini, que se resume en dos frases aparentemente contrapuestas o contradictorias: "La televisión es el espejo en donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural", pero "condenar la televisión, por sí misma, sería tan ridículo e inútil como excomulgar la electricidad o la teoría de la gravedad". Elemental. Como la propia parrilla televisiva, por cierto. (de-leon@ya.com).

El telele
Comentarios