martes. 22.04.2025

Hace tiempo le dije a mi compañera Arantza del Lancelot que me daba mucha envidia que la hubieran llamado “sicaria” y no sólo por lo chula que es la palabra en sí (inexistente, por otro lado). Es más, sicaria y del “lumpen”. Si alguien como Miguel González te dice algo así, ya optas al Pulitzer lanzaroteño. Algo tienes que estar haciendo bien para que desde el “lado oscuro” (que no de la Fuerza) del PSOE de Lanzarote te digan algo tan sonoro. De todos modos, ya le gustaría a algunos llegar a la categoría maligna de Darth Vader porque estos son malos cutres y para malotes me quedo con Robbie Williams o “Gru, mi villano favorito” (que por cierto, les recomiendo).

Peeeeeeeeeeero, la vida es justa y algo me he llevado yo también. Es más, creo que supero con creces la jugada (espero que esto no signifique que a partir de ahora vaya a ser desafortunada en amores). El alcalde de Arrecife ha querido cerrar la radio donde trabajo y donde consigo llevarme un sueldito para los purés de mis hijos. Ahora pueden llamarme demagoga pero es que parece que aquí nadie se da cuenta de lo que supone el cierre de una empresa y los dramas familiares que eso reporta.

Será que por desgracia, una ya es ducha en esos temas y ya me considero más superviviente que los famosos de medio pelo que se van a Honduras para ponerse morenos y flaquitos y luego hacerse unos “Intervius”. La cuestión es que yo sí sé lo que es pasarlas canutas por la incompetencia de otra persona con delirios de grandeza. Creo que en los Derechos Humanos está establecido que algo así sólo te puede pasar una vez en la vida y yo ya he cumplido con la patria. Más de un piojo con cargo en tu trayectoria laboral supera el espectro de posibilidades previsibles y yo ya tuve que gastarme mucho dinero en Filvit.

Hace una semana, justo cuando Crónicas Radio cumplía un año de emisión, el alcalde de Arrecife se sentaba en el estudio de este medio para responder a mis preguntas en una entrevista surgida a petición suya, que no mía. Pensé que podría tener sentido que en una efeméride tan importante estuviera allí. Por supuesto, antes de empezar el cuestionario, el señor Reguera se soltó una buena chapa (que ni en las mejores carrocerías) sobre la libertad de expresión y lo importante que era la existencia de medios como éste en Lanzarote. (Tengo la grabación, por si le interesa a alguien, cosa que dudo, que bastantes rollos tenemos que aguantar por obligación como para solicitarlos voluntariamente). Bien, pues al margen de que nos enteramos de que es su mujer quien tiene que ocuparse de comprarle la ropa, la colonia, que no hace las tareas de la casa y que no sabe quién es Lady Gaga, me quedé con algo que me pareció significativo; después de la entrevista me preguntó: “qué, ¿te ha gustado?”. Y yo pensé, “hombre, no es lo mejor que me ha pasado en la vida, pero creo que como entrevista no ha estado mal". Pocos días después llegó la orden del cierre. Tenía que haberle dicho que había estado genial.

Durante estos días he buscado en Google el origen de la frase “ladran, luego cabalgamos”, y resulta que nadie se pone de acuerdo (en el ciberespacio se permite una diversidad de opiniones que no gusta tanto en la terrenal Lanzarote). Lo que no se cuestiona es el significado. Se usa para indicar que si nuestras acciones encuentran oposición entre los adversarios es que vamos en la dirección correcta. Y con eso me quedo. Como no pretendo gustarle ni caerle bien a todo el mundo (ya hace tiempo que pasé la adolescencia), me alegra ver quiénes son mis enemigos. No los minusvaloro porque no hay enemigo pequeño, pero como pensaba de niña cuando me tocaba participar en alguna carrera en el cole, “a esos, les puedo”.

Y yo que quería ser sicaria…
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