En el ambiente festivo que vive la Bodega La Geria, con motivo del recuerdo de la otrora forma de vendimiar, hay un hueco para la reflexión. Ramón Melián, gerente de esta bodega construida en el siglo XIX, expone a Crónicas la inmensa preocupación que asalta a bodegueros y viticultores por el excedente de uva previsto en la campaña actual. Melián advierte de que este año, ante el stock de vino que mantienen las bodegas lanzaroteñas, es imposible comprar toda la producción de uva, así que no dudó en pronosticar que más de un millón de kilos se quedará en el campo, sin duda un cálculo bastante desalentador para los trabajadores del campo, pero ajustado a la realidad. Los bodegueros se reunieron este martes con la presidenta del Cabildo para contarle detalles de la vendimia en marcha y subrayarle los retos a los que se enfrenta la industria vitivinícola de la Isla.
La Geria empezó la vendimia hace una semana y por los datos que ha recabado asegura que hay más uva que el año pasado. Tinajo tiene tanta uva como la campaña anterior, que ya es mucha, pero la producción es superior en zonas como el centro de La Geria, Masdache y Conil. En 2005 las bodegas estaban prácticamente vacías, producto de tres o cuatro cosechas malas antecesoras, pero este año el problema puede resultar escandaloso debido a que las bodegas están llenas de vino. La Geria recogió, en el ejercicio pasado, un 30 por ciento más de la uva que realmente necesitaba. En total, compró unos 550.000 kilos de uva, pero este año con toda seguridad no podrá asumir semejante cantidad. “En este momento tenemos un stock de más de 180.000 litros de vino”, declaró Melián.
Falta promoción
La Geria no pretende que el Cabildo venda el vino porque entiende perfectamente que es un negocio privado, y por tanto su misión también es comercializarlo, pero propone que la Primera Corporación insular emprenda una agresiva campaña de sensibilización para que todos consumamos los productos de la tierra. “Pasa en toda Canarias y en la Península y creo que en Lanzarote podemos hacer un mejor trabajo”. Según Melián, el consumo de las 10 marcas de vino que tiene la Isla no se corresponde con las visitas turísticas a Lanzarote. Las 13 bodegas producen como máximo tres millones de botellas, así que La Geria cree que, atendiendo al nivel de consumo de la Isla, la cosecha tendría que durar entre 8 y 10 meses, pero evidentemente los establecimientos turísticos ofertan mucho vino que no es de Lanzarote, incluso hay restaurantes que no lo tienen en la carta y otros que sólo tienen una o dos marcas. “Cuando veamos un hermoso paisaje lleno de hierba y aulaga nos acordaremos de los que pudimos hacer y no hicimos”, dijo el bodeguero.
Problemas para ampliar
Las bodegas de la Isla están sobre suelo rústico y algunas sobre suelo rústico de protección paisajística, de tal forma que no es fácil ejecutar una obra civil para ensanchar el negocio y ni siquiera para adaptarse a los cambios de las leyes. “Cualquier obra que proponemos nos la rechazan”, comentó el gerente de La Geria, quien cree que si la situación no cambia podrían aproximarse al cierre por incumplir la normativa vigente. Los bodegueros recuerdan al Cabildo que ahora, con las cosechas grandes, es cuando se echa en falta una mayor capacidad de las instalaciones de la Isla. Las bodegas son incapaces de absorber grandes campañas de uva.
Bodega La Geria es quizá la única de Canarias que todavía sigue prensando la uva en el exterior bajo una pérgola. Melián, aunque realza que cumple de sobra con las garantías exigidas, cree que llegará el día en que las autoridades sanitarias lo insten a prensarla en una nave cerrada. “La normativa de la industria alimentaria cambia constantemente y tenemos muchas dificultades para adaptarnos”.
Fiesta de la vendimia
Cientos de registros fotográficos han sido la constante el día de la celebración de la vendimia ancestral y de Nuestra Señora de La Caridad, patrona de la Comarca de La Geria. A partir de las 10:00 horas empezaron a llegar guaguas turísticas a la bodega que adoptó el nombre de la zona. La Geria, año tras año, hace un reconocimiento al sector primario. Los viticultores recogieron la uva, la trasladaron en camello hasta la puerta de la bodega, la pesaron y luego la depositaron en el lagar para pisarla, rito artesanal del cual también fueron partícipes turistas de distintas nacionalidades.