miércoles. 30.04.2025

Abú Abd al- Rahmán, conocido hasta el fin de los tiempos como “El Moro Musa”, era un liberto del walí de Egipto, hermano del sultán Omeya, que lo nombró gobernador de las provincias occidentales de Ifriqiya y el Magreb en el año 704. Completó la islamización de la segunda y la extendió con la conquista de Marruecos. Fue entonces cuando el conde don Julián, gobernador visigodo de Ceuta y miembro del partido vitizano, contrario al rey Rodrigo, convenció a Musa para que pasara con sus tropas a España y ayudara a derrocarlo. Musa envió a Tarif ben Malluk en una primera expedición de reconocimiento, rechazada por las fuerzas de Rodrigo en 710, y a su lugarteniente, Tariq ben Ziyad, en una segunda definitiva, ya autorizada por el califa en 711. La rápida penetración de Tariq en el territorio peninsular aconsejó a Musa pasar personalmente a Al-Ándalus para consolidar la conquista en el 712. Con ayuda de los vitizanos fue tomando ciudades sobrepasadas en su avance por Tariq, dirigiendo su ejército desde Algeciras hasta Sevilla, Mérida, Toledo, Zaragoza, Asturias y Lugo. Pero en el 714 hubo de regresar a Damasco ante los insistentes requerimientos del califa Sulaymán, dejando como gobernador de Al-Ándalus a su hijo Abd al-Aziz. Al llegar a Damasco halló a un nuevo califa, Sulaymán, que lo condenó por la forma en que había repartido el botín de sus conquistas. No pudo regresar nunca a Al-Ándalus y murió oscuramente. Esta es la interesante historia del Moro Musa. Al final, como ven, el Califa se lo carga, y es que hay que tener mucho cuidado a la hora de repartir las riquezas conquistadas, sobre todo cuando se consiguen con malas artes. Atentos a la historia que próximamente les contaremos sobre el otro Moro Musa y sobre su increíble conexión con el Tropezón Astur, descendiente directo de los godos y visigodos que el propio Musa exterminó.

LA HISTORIA DEL MORO MUSA
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